El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El tan mencionado y polémico caso Gürtel tiene muchas posibilidades de ser declarado nulo por la Justicia. La actuación del juez Baltasar Garzón, que es el titular del caso, puede dar al traste con un caso de corrupción muy relevante a nivel político.
Al magistrado -al que se le conoce como “juez estrella” por su gran notoriedad- ha cometido presuntamente una irregularidad. Ha podido traspasar una línea roja que marca la Constitución, un hecho muy grave dado que los jueces deberían ser los garantes de las leyes, y la Constitución es la madre de todas las leyes. Es la Biblia de cualquier Estado de derecho.
Ordenar las escuchas, como hizo el juez Garzón, entre los abogados y sus clientes para utilizarlas posteriormente en el caso, es anticonstitucional. Sólo es legal cuando se trata de acusados por delitos terroristas y sus letrados. Un país democrático como el nuestro no puede ni debe tolerar que quienes aplican la ley, que son los jueces, la enturbien, la manchen, la mancillen, la violenten. Al señor Garzón no le asiste ningún derecho para superar las normas y leyes establecidas. Y es que las leyes son iguales para todos y quienes no las respetan han de pagar el precio establecido.
El currículum del juez Baltasar Garzón no le hace impune a la ley. El trabajo tan intenso que ha realizado contra el terrorismo, y que ha dado grandes frutos, no equivale a un salvoconducto para que pueda pisar por encima de la legislación. Todos, incluido él, tenemos la obligación de someternos al imperio de la ley. Lo contrario significaría que nuestro país no es libre ni tampoco democrático.