Opinión

José Blanco y el hijo de Chaves

I. Martínez

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El número dos del PSOE, José Blanco, anda implicado a fondo en la campaña electoral. Por ejemplo, ha acusado a Rajoy de cobarde por permitir que otros dirigentes del Partido Popular utilicen el terrorismo como arma electoral contra el Gobierno, mientras él evitar interpelar al presidente Rodríguez Zapatero sobre ese asunto. La precampaña consume más madera que la maquina de tren de los Hermanos Marx.

Pero no todo es enfrentamiento entre socialistas y populares. Blanco deslizó este fin de semana en una entrevista en diario ‘El País’ una frase lapidaria en clave interna, que pone en cuestión al presidente del PSOE, vicepresidente del Gobierno y ex presidente andaluz Manuel Chaves. Dice Blanco que habría tratado de evitar que un hijo suyo trabajara de comisionista para empresas que tuvieran relación con el Ministerio de Fomentos, del que es titular. Y subraya que no le dejaría.

Ante la insistencia del periodista, sobre si recomendaría al ex presidente andaluz que le dijera a su hijo que no se dedicara a lo que se dedica, el número dos del Partido Socialista dice que es una actividad absolutamente digna, siempre y cuando no utilice la influencia de su padre para poder hacer su trabajo. A modo de compensación, añade que “el hijo de Chaves no ha utilizado a su padre”, pero en la conclusión se contradice la premisa.

El problema de Iván Chaves no es su profesión, ni la solvencia de sus consejos empresariales; la cuestión es de tiempo y lugar. Si hubiese ejercido de intermediario en Minnesota, por poner un ejemplo, seguro que no habría encontrado ningún reproche. Y si hubiera actuado en una Andalucía gobernada por otro partido, no habría llamado la atención. Un consejero (o consejera) de la Junta durante la presidencia de Chaves decía hace unas semanas que había recibido a Iván y a unos señores a los que acompañaba, “porque recibía a todo el mundo”. Estoy en desacuerdo con ella. Los consejeros no reciben a todo el que quiere verlos. Seguro que algunos peticionarios no son recibidos por nadie, otros se reúnen con algún alto funcionario, director general, viceconsejero o secretario general. Y algunos son recibidos en persona por el consejero, cuyo tiempo será escaso y sus obligaciones abundantes.

Iván no ha actuado de intermediario en Minnesota, sino en la Andalucía gobernada por su padre. Es bien posible que su actividad sea impecable desde el punto de vista legal. De ahí que la petición del vicepresidente no se pueda cumplir; es improbable que nadie vaya a ir a los tribunales para ponerle una querella por tráfico de influencias. Pero desde otros ángulos, éticos y estéticos, podría haber hecho algo. Chaves ha llegado a decir que su hijo es mayor de edad y que él no podía pedirle que dejara de trabajar en lo que hacía. Creo que se equivoca. No sólo no podía, sino que debía haberlo hecho. Es lo que José Blanco ha dejado claro en las páginas del diario amigo.