OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Villalba y Vitoria pueden estar cerca o lejos, según se mire. Ambos están gobernados por el PSOE y con alcaldes de similar corte, al menos desde el punto de vista político. Muchos lazos de unión. Vitoria cuenta con un coso multiusos que es una joya. Desde que se construyó hace varios años, por allí han pasado las mejores figuras del toreo (El Juli, Ponce, Castella, Morante...) y lo mejor del campo bravo (Cubillo, Victoriano del Río, El Puerto...). Gracias al ejemplar esfuerzo de una comisión taurina liderada por Ramón Garín, la consolidación de esta feria ha sido una realidad. Levantaron una plaza muerta y la repercusión ha sido importante, con el respaldo de la prensa y unas cuentas claras y transparentes. Sin embargo, el público no respondió como se esperaba y en 2010, incluso con un cartel de primerísima fila, sólo acudieron 2.000 personas de pago. El déficit no gustó al Ayuntamiento socialista a pesar de la promoción dada a la feria y decidió dar una patada a la Fiesta, prescindiendo de la gestora Vitauri, que ha hecho un trabajo encomiable, para así reducir gastos y cambiar el modelo de gestión con una empresa privada. El Ayuntamiento de Vitoria invitó a los mejores empresarios, como Chopera, Simón Casas o Matilla, pero todos decidieron no presentarse, porque tras la reducción del presupuesto municipal los números no salen y prefirieron no concursar. Dar mortadela por jamón no es la mejor solución en plena crisis.
Sólo decidieron quedarse empresarios sin nombre, sin mucha experiencia, de tercera fila y algunos advenedizos con ganas de crecer. Llegado el caso, se ha presentado incluso una empresa navarra dedicada a montar concursos populares de recortes, que nada tienen que ver con las corridas de toros en una plaza de segunda categoría. Entre los que más suenan se quedaron Serolo y Tomás Entero, que aunque sea un empresario portatilero, es conocido por haber gestionado Colmenar Viejo, después de estar años enredando por pueblos con grandes subvenciones municipales que nadie desvela.
Con esta gran “rivalidad” y “competencia”, no ha sido difícil que la empresa adjudicataria sea la de Tomás Entero. Una gran noticia para ver qué es capaz de hacer este empresario que jamás ha salido de los gaches de Madrid. En Vitoria se encuentra una feria consolidada, con los mejores mimbres. Veremos lo que queda de ella en unos años, cuando este empresario comience a abaratar costes para ahorrar mucho y no perder. ¿Le saldrán las cuentas? Tiene miga.