el punto de Madrid
Rafael Martínez Simancas (*)
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La matrícula para estudiar en el instituto “María Guerrero” de Collado Villalba cuesta lo que dice la tarifa escolar correspondiente, Los libros de segundo de Bachillerato, ídem, pero que el alcalde irrumpa en clase y de un mítin a las bravas no tiene precio.
Se abre la puerta y aparece José Pablo González con unos dípticos en la mano dispuesto a cortar al profesor para dar una charla del municipio y su circunstancia, algo que sin duda los alumnos esperaban con gran ilusión porque cuando uno se matrícula en un instituto sospecha que algún día vendrá el alcalde a dar la tabarra (a veces se cumple). Y la clase que era de Psicología mutó en Parapsicología, por lo que tiene de ectoplasma la figura de un edil en un aula y psicofonía un discurso político donde debería ser académico.
Ahora dirá la Junta Electoral lo que corresponda, pero el susto no se lo quita nadie al docente, ni a los alumnos.
Bien está la democracia participativa, pero esta vez se ha pasado el señor González dos pueblos. Habrá que preguntarle qué autoridad docente es el alcalde para entrar en un centro público como el que va a repartir unas pizzas y por qué le abren las puertas sin mayores preguntas. Pero no descartemos nuevas acciones creativas que vayan destinadas a difundir la parábola del buen regidor aunque sea en lugares equivocados. Chicos: atentos, igual se presenta en el patio y se come vuestro bocadillo porque habiendo jamón todo es mitin y gozo electoral. Eso sí, que no se ponga a saltar a la comba porque a partir de cierta edad es un juego peligroso.
(*)Articulo publicado en el diario ‘ABC’ el pasado miércoles