Opinión

Un país muy enredado

J. Alarcón

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hoy podríamos decir aquello de “el desenredador que lo desenrede, buen desenredador será”, porque desenredar estos embrollos no se consigue ni con el mejor talante. Sólo se salvan el Estado y la Constitución, afortunadamente. Al Gobierno y a otros políticos, aunque pusiéramos mucha voluntad en salvarles, sería imposible. Lo han liado todo, y ni con brujerías se solucionarían o describirían problemas que el Gobierno de ZP ha creado o contribuido a aumentar.

Tal vez le ha faltado la inteligencia y la intuición de un buen gobernante para haber reconocido lo que estaba llegando en plan devastador: paro, crisis económica, desapariciones de empresas y autónomos, pobreza con su lacra de inseguridad de la población y de sus bienes, etc. Si se soluciona alguno de esos problemas se llega en un par de minutos al bar Faisán, que a los cinco años ha hecho que brotara un juez (que es poder Constitucional, como lo es el Ejecutivo y el Legislativo), que en función de su independencia de los otros dos poderes, ha iniciado un proceso jurídico para descubrir quiénes fueron los que dieron el chivatazo a ETA. A este juez habrá que desearle mucho ánimo y mucha suerte para desenredar este lío. Y que alguno de sus colegas investigue a fondo los papeles ocultos de los ERE de Mercasevilla para que pueda saberse quiénes están disfrutando de esos 725 millones de euros, que pueden ser aún más. Y finalmente, que nos digan cuánto cuesta un café, porque el ministro Sebastián dijo que el aumento de tarifas eléctricas equivalía al mes al importe de un café y este mes he visto que el recibo de mi casa ha subido 20 euros.