OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los empresarios cierran los carteles de las primeras ferias: los de primera y segunda división, y hasta los de la liguilla local, aunque este es otro tema. Las figuras copan los mejores puestos y se rifan torear las ganaderías punteras. Este grupo de toreros no puede faltar en ningún ciclo de categoría.
Pero luego hay huecos que son cubiertos por los diestros de relleno, los que si no torean, no pasa nada, porque lo hacen otros. En este campo radican los intereses empresariales, convirtiéndose en moneda de cambio. Las empresas utilizan a este tipo de toreros como los cromos del colegio. Si no tenías cromos para cambiar, no podías jugar la partida. Es decir, aquel apoderado que no puede hacer trueque, su diestro se queda sentado en su casa. Por eso se pueden ver a muchos toreros en ferias en las que, de otra manera, jamás harían el paseíllo.
Los empresarios locales ya juegan la partida de otra manera. Aquí entra en baza lo que denominados el pack ahorro. A un módico precio, a un torero de la parte media-baja del escalafón, el empresario en cuestión le contrata tres corridas de toros, en tres gaches, y le abona dos. Otra cosa es hacerlo con las figuras. Con el ganado ocurre algo parecido y también se aplica el 3x2. Imaginemos: reseño un pack de tres lotes de toros de una ganadería cualquiera, Peñajara mismamente, a precio de saldo, y los lidio en Valdemoro, Villalba y en otro lugar del planeta, por poner el caso. ¿Cuánto puede costar cada toro? ¿Cuándo nos enseñan estas cuentas? Hace un mes supe que esta ganadería -que apuntó, pero cuando fue a las grandes ferias petardeó- va a lidiar una corrida de toros en Zaragoza a un precio popular, porque el sobrante de toros obliga a muchos ganaderos a tener que adaptarse al mercado. El precio que le pueden pagar en la capital maña parece que es el que corresponde a un pueblo. ¿Cuánto percibe entonces en un municipio pequeño? Ni imaginarlo. Un ganadero merece respeto, pero también el ganadero debe respetarse y no dejarse avasallar por este 3x2 de algunos, y el mal radica en lo que hablamos desde el inicio de esta columna: que muchas empresas tienen demasiada fuerza y, abriendo el abanico, mejoraría la situación de la Fiesta, porque la fuerza empresarial mal aplicada hace mucho daño y es un gran cáncer para el futuro. Así hacemos que muchos ganaderos de bravo tengan que abandonar el barco, aburridos de que no se les respeten unos mínimos como sí pasa en otros sectores.