OPINIÓN - Polémica suspensión de la miniferia taurina organizada por el diestro local Julio Pedro Saavedra
Román Villalba | Miércoles 22 de octubre de 2014
Es muy probable que cuando la alcaldesa de Valdemorillo, Pilar López Partida, afirma que los promotores de los dos festejos taurinos anunciados para este fin de semana como “Apéndice de Valdemorillo” no tienen toda la documentación en regla, cuente la verdad. También es posible que la forma de anunciar los festejos y la proximidad de estos con la recién terminada feria de San Blas no haya sido la más adecuada. Pero toda la razón que puede tener en estos dos asuntos concretos la pierde cuando también reconoce que hay un escrito no contestado y se deduce que todo se ha hecho de forma verbal, tanto el supuesto permiso para la celebración de los festejos como la denegación de los mismos. Y es que el Ejecutivo que preside Pilar López Partida transita por los permisos verbales con la misma ligereza con que encarga obras sin previa planificación y vive, como dijo un arquitecto respecto a los servicios técnicos municipales, “de puti flauti en la discrecionalidad”.
El caso es que lo que podía haber sido la reaparición del torero José Pedro Saavedra ante su pueblo y la presencia del novillero local Clemente Aguilar se ha convertido, más que en un apéndice, en un estrambote, un sainete que ha sido la comidilla taurina del pueblo durante una feria de San Blas con poco interés y no del gusto de Valdemorillo. Y lo que dice el pueblo taurino es que el “veto”, o “dificultades”, o “trabas” del Equipo de Gobierno de López Partida demuestra que la plaza de la Candelaria no es del pueblo, sino de San Román, y es él y su empleado Tomás Entero el que ha vetado a Julio Pedro Saavedra y a Chechu.
Lo ha hecho, eso sí, después de recoger los pingües beneficios que le ha reportado una feria por la que en Valdemorillo se aporta, vía subvención municipal 150.000 euros, más la taquilla, que tampoco ha podido bajar mucho de otros 150.000. Y es que el pueblo taurino de la localidad, otra cosa no, pero las cuentas las borda y sabe lo que cuestan las cosas, como sabe que todo este montaje de San Blas no le puede haber salido a San Román, perdón, Entero, por más allá de los 150.000 euros.
Pilar López Partida, vetando, dificultando o poniendo trabas a los toreros locales para organizar una miniferia sin subvención alguna, ha perdido la oportunidad de demostrar a su pueblo que la plaza no es de San Román hasta el año 23 de este milenio, algo que sus partidarios acérrimos hacían como que no sabían, en tanto describe con todo lujo de detalles como en la plaza de San Román -perdón, de Valdemorillo- matan toros a puerta cerrada los maestros Castella y Tomás o entra y sale de entrenar de La Candelaria medio escalafón taurino como Tito por su casa ante los ojos entre atónitos y resignados de un pueblo que añora la portátil porque esa sí que era suya. Y es que, señor Entero, cuando uno va a un pueblo, pongamos Valdemorillo, a “llevárselo” sin crear ningún valor añadido, pongamos un gasto en los establecimientos y empresas locales, se arriesga a que la gente hable y no pare. Y el pueblo de Valdemorillo está empezando a hablar y no precisamente bien de todo lo que pasa por su plaza; perdón, de San Román.
ROMÁN VILLALBA