Opinión

Carta abierta a un ególatra

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
Toda la trama destapada entorno a la concesión de la construcción del túnel-parking de Honorio Lozano y del concurso de los terrenos del Caño de la Fragua está generando las primeras divisiones graves en lo que hasta ahora parecía una sólida organización al servicio del alcalde de Collado Villalba, José Pablo González Durán. Y el más insigne representante de ese deprimente espectáculo no es otro que el lobby empresarial en que se ha convertido el periódico El Telégrafo. No crean ustedes que estos señores tienen un espíritu altruista hacia la ciudad de Collado Villalba cuando defienden sin rubor alguno la instalación de un centro comercial en los terrenos públicos del Caño de la Fragua. Toda la investigación llevada a cabo por El Faro del Guadarrama ha dejado al descubierto los intereses económicos y mercantiles que el dizque editor y propietario de El Telégrafo, Evaristo Núñez Milara, tiene en esta trama que cada vez se complica más y de la que estoy seguro que todavía nos ofrecerá nuevas revelaciones.


Una vez que estos intereses, legítimos o no, pero todavía no confesados, quedaron evidenciados, ese medio inició, primero, una campaña en defensa del alcalde, José Pablo González, a través de entrevistas y editoriales; después vino el lavado de cara de la empresa Cover, de la que llegaron a decir que, ¡pobres ellos!, apenas habían hecho una reforma por aquí y una obrita por allá para tratar de ocultar que fueron ellos los adjudicatarios del túnel-parking además de otras millonarias obras. Finalmente, publicaron aquel delirante reportaje en el que disparaban contra todo el mundo y se inventaban una conspiración que pretendía acabar políticamente con González, conspiración en la que metían a media Villalba y a mí me otorgaban uno de los papeles estelares. Gracias.

Este pasado lunes, ABC publicaba nuevas pruebas de la connivencia casi fraternal entre miembros del Equipo de Gobierno con Evaristo Núñez Milara y José Carlos Gómez Paredes en el teatro de operaciones en que se ha convertido la cesión de los terrenos próximos a la ITV y la adjudicación del túnel-parking, muchas de esas pruebas habían sido descubiertas por El Faro del Guadarrama y publicadas los meses de noviembre y diciembre del pasado año. Este miércoles, en su viaje a ninguna parte, El Telégrafo volvía al contraatacar con su petulante y rimbombante prosa, y decidía incluir en la conspiración al diario ABC. Ahora resulta que ya no se trata de acabar con un regidor al que ellos mismos han dado por amortizado; ahora resulta que todo el mundo, ¡incluido el ABC! tiene intereses en que no se construya el centro comercial. Ya de paso, el editorialista de turno se permitía dar lecciones a todos: al periodista de ABC acerca de cómo hacer periodismo, al propio ABC advirtiéndole de que se tendrá que ver las caras con ellos, a José Pablo González explicándole por qué puede perder y cómo puede volver a gobernar, a Agustín Juárez insinuándole qué asuntillos de su programa electoral debe cambiar y, finalmente, a los dirigentes de Manilex desafiándoles a que presenten de una vez su ya anunciada demanda. Vamos, que han caído definitivamente en una espiral demencial en la que, tratando de salvar el proyecto del centro comercial a cualquier precio, son capaces de amenazar, difamar, mentir y, por supuesto, cambiar sus insultos de hace dos meses contra Agustín Juárez y convertirlos en lisonjas y baboseos diarios cuando han comprobado que no pueden hacer nada contra el que con casi absoluta seguridad será el próximo alcalde de este municipio y, por lo tanto, la persona que decidirá el futuro de los terrenos del Caño de la Fragua. Es lo bueno de no tener moral ni ética profesional: puedes cambiar de discurso como el que cambia de calcetines. El que era como el asno de Shrek y estaba “tan agustín junto a Esperanza Aguirre” ha pasado a ser un candidato sólido en cuestión de días, y a la vez, y en un giro imposible, el actual alcalde ha pasado de héroe a villano cobarde instalado en el centro del universo.

Y como cabía esperar, El Telégrafo volvía a hacer referencia a mi persona afirmando que mi mayor gloria había sido aparecer en un editorial de su periódico. Bueno, he de decir que mi mayor gloria tiene que ver con mi vida familiar, pero es difícil que lo entiendan aquellos que sólo conciben la realización personal desde el poder que uno tenga, los ceros que acumule en el banco o el coche que conduzca. En todo caso, le reconozco al señor Núñez Milara que yo no tengo tanta relevancia pública, al fin y al cabo él ha sido estrella en dos periódicos de tirada nacional como son El Mundo y el ABC en dos décadas distintas, los años 90 y ahora otra vez. Pero no sé si esa gloria que él posee es como para estar orgulloso, porque en ambas ocasiones ha sido centro de polémicas fronterizas con lo delictivo y lo corrupto.

Ya respondí al señor Núñez Milara hace algunas semanas, pero tal vez no me entendió bien. No me importa lo más mínimo que siga tratando de insultar, de menospreciar o de difamar a El Faro del Guadarrama o a mi persona, porque al final son los lectores los que terminan poniendo a cada uno en su sitio. No tengo nada que ocultar y no disfruto de privilegios. Llevo 30 años en Collado Villalba y mi quehacer profesional se ha limitado a dirigir y editar diarios y semanarios con mayor o menor acierto. Pero lo que no permitiré es que un personaje como Núñez Milara imparta lecciones de decencia o que trate de escabullirse como ha hecho en sus otras andanzas empresariales. Ahora resulta que el alcalde, José Pablo González, ya no le sirve y es un dictadorzuelo porque no aprobará el concurso para la adjudicación de los terrenos del Caño de la Fragua en esta legislatura; ahora Evaristo Núñez Milara ya no sabe nada de su socio José Carlos Gómez ni del túnel-parking, ahora él no tiene nada que ver en la trama del centro comercial. Para mayor comicidad de su interpretación, además de jurar y perjurar que él no sabe nada de la obra del túnel de los 40 millones de euros, dice que ocupó el puesto de Consejero de la sociedad que gestiona el parking sin percibir asignación económica alguna. ¿Alguien puede creer que una persona es Consejero de un negocio multimillonario de manera altruista? Entonces, ¿en concepto de qué era Consejero? ¿Por sus inexistentes conocimientos de cálculo de resistencias e ingeniería o tal vez por su nula formación en financiación estructurada? Como ya es habitual en él cuando pintan bastos, su objetivo es poner tierra de por medio. Así lo hizo en Villalba Ediciones, Keril Inmo o Villalba Publicaciones, todas ellas editoras de El Telégrafo hasta hace dos meses, y esta última, que él administra, desapareció de la mancheta y en su lugar aparece un escueto "Edita: Avenida de Juan Carlos I, número 20, C.C.Zoco..."De esta manera, posiblemente, el señor Núñez intenta no afrontar sus deudas con la Seguridad Social y con aquellos trabajadores a los que ha despedido sin su correspondiente finiquito. No crean que esta estrategia es nueva, la lleva adoptando desde hace más de 20 años. Les recomiendo a los trabajadores de ese medio que miren a su alrededor y vean cuántos empleados llevan más de dos años con él. Tal vez comprueben de esta manera el futuro que a buen seguro les espera.

En su última demostración de egolatría infinita, Núñez Milara aseguraba que era el primer interesado en que se crease una comisión de investigación referente a todos esos asuntos y que además exigía, como buen amo que es del destino de Collado Villalba, ser convocado a la misma para presentar “sus” papeles. Todos sabemos que no tendrá la oportunidad de acudir a una comisión de investigación porque José Pablo González jamás permitirá que esa comisión se constituya y mucho menos que este insensato acuda a ella, no vaya a ser que el espectáculo sea de alcance nacional. De todas formas, le aconsejo al señor Núñez Milara que todos esos papeles que asegura estar recopilando para defender su buen nombre los tenga a mano, porque todo pinta a que los va a necesitar antes o después.