F. P. Collado Villalba
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El papel del alcalde de Collado Villalba, José Pablo González, por lo que se ve, no es el de motivar o ilusionar, sino el de mandar. Ese mandato requiere seguidores no honrados, sino correveidiles. González gusta de rodearse de machacas, de cínicos al uso, de especímenes cuya actitud de pensar les resulta demasiado costosa, lo que les obliga delegar en terceros.
El alcalde villalbino, como digo, es un tipo bastante especial que, incluso, muchas veces ha llegado a creerse su propio papel, de ahí que resulte bastante complicado que le llegue siquiera un atisbo de crítica constructiva debido al miedo que él mismo ha procurado sembrar. Está acompañado de tantos veletas que, por su peculiar condición, en cualquier momento pueden cambiar de rumbo, de ahí que su soledad sea doble.
José Pablo González es hermético, poco transparente, mira siempre para sí porque busca para él sus logros, beneficios o réditos que en bandeja le ponen otros. Ejerce el oscurantismo en el fondo y en las formas, no permite réplica alguna que ponga en riesgo la ración diaria que alimenta su propio ego.
El alcalde de Collado Villalba se eleva gracias a una abstracción extraña, de ahí que me tema que semejante ascensión lo único que puede ocasionar es una caída estrepitosa. Todo a su tiempo