JUSTO PELÁEZ Torrelodones
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Se dice que más de 50.000 personas mueren cada año en España por ser fumadores. Y nada tengo que alegar al respecto, pues soy de los que creo que cada uno tiene derecho a suicidarse como quiera.
Sin embargo, se dice que unas 3.000 personas mueren cada año por el hecho de ser fumadores pasivos. Es decir, que el humo desprendido por terceros provoca más muertes que las habidas por violencia de género en los últimos 20 años. Y los culpables de esas muertes, cuyo único delito es ser fumadores pasivos y que también pueden producirse este año, son los fumadores habituales. Y lo más grave es que de ellos, aproximadamente unos 1.100 son trabajadores pertenecientes al sector hostelero, personas que por desgracia no pueden evitar el humo de los fumadores porque necesitan ejercer su profesión para seguir manteniendo a su familia.
Por eso, yo creo que además de que los fumadores estén obligados por Ley a cumplir desde el pasado domingo la nueva normativa, moralmente tampoco pueden seguir obviando una realidad como esta. Cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero siempre que respete las de los demás.