JOSÉ MORILLO San Lorenzo de El Escorial
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En la calle ya hay ambiente navideño. Pero en estas fiestas de 2010 no todo son lucecitas de colores y turrones variados. Porque un laicismo mal entendido embiste contra la Navidad y, de paso, ataca también a otras manifestaciones de un sentido trascendente de la vida. Por ejemplo: el laicismo pregona que la felicidad esté en jugar con el juego de la promiscuidad sexual; que Adán y Adán era una pareja sexual equivalente a Adán y Eva. Y que el progreso está en malograr la vida naciente en el seno de la madre. Y, finalmente, que han de sonar las campanas tocando a muerto por eutanasia.
El laicismo impone sus verdades a todos y embiste a la cristiandad, mientras la religión católica propone pautas de conducta basadas en la concordia. Aún así, Feliz Navidad a todos.