Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Gran parte del deterioro del periodismo y los medios durante los últimos años se debe a la conversión en editores de arribistas interesados sólo en beneficiarse de la prensa y su cercanía a los poderes políticos y económicos. Diarios, televisiones locales y autonómicas han sido la presa de estos buscadores de fortuna. Su negocio es la influencia. La suya privada, no la social; su mercado, el del poder y las corruptelas y favores, no el de la información. Su financiación, la publicidad de empresas propias y amigas completadas por las subvenciones y la publicidad otorgada por los poderes e instituciones públicas. El negocio es perfecto. En información se invierte poco, a los profesionales se les paga mal. Se invierte un dinerillo financiado con la publicidad propia o de amigos y el propio retorno de la inversión institucional. La información y los ciudadanos son las víctimas. Los editores honrados, también. Resultado: trabajo basura; precarización de la profesión; falta de deontología profesional; limitación de la libertad de informar e inseguridad profesional...” (Juan Varela, ex redactor de El Ideal Gallego, Correo de Andalucía y El País, entre otros, es el autor de este artículo que hoy reproducimos como preámbulo de esta réplica al compendio de acusaciones e injurias vertidas contra mi persona por el diario ‘El Telégrafo’
El diario ‘El Telégrafo’ me ha dedicado en los últimos días un amplio protagonismo con el fin de injuriarme y acusarme, más o menos, de ser el brazo ejecutor de una operación político-económica-mediática, según la cual la empresa Manilex intentaba poco menos que dar un golpe de estado en Collado Villalba para derrocar al ‘indefenso’ alcalde José Pablo González Durán. Evidentemente, este tipo de acoso no me ha cogido por sorpresa. Se han visto en una posición tan comprometida que lo único que podían hacer era tratar de injuriar, porque negar la realidad que nos muestran las fotos de Andorra y Punta Cana, así como las investigaciones realizadas por nuestro periódico entorno a la adjudicación de los terrenos del Caño de la Fragua para la construcción de un centro comercial, era simplemente ridículo.
La verdad es que el reportaje que me han dedicado no pasa de ser un compendio de fotos de hace más de 20 años, cotilleos varios, presunciones, suposiciones, medias verdades, mentiras chabacanas y alguna verdad para sorpresa de quien escribe estas líneas. Vamos, que han puesto negro sobre blanco. Evaristo Núñez Milara-Sánchez, dizque editor (vivir para ver) de ‘El Telégrafo’, ha debido quedar satisfecho porque al fin y al cabo él, junto a su socio y colega en la fiesta de Andorra, se compró esta publicación en el año 2004 para estos lances: asustar, calumniar y tratar de tapar las bocas que le pudieran acusar. Aún así, me ha decepcionado una vez más, porque pensaba que me conocía lo suficiente como para creer que iba a amedrantarme con su estilo soez, tan cercano al gilismo marbellí.
Un negocio millonario
No merece la pena dedicar mucho tiempo a desmentir las payasadas que han escrito. La mayoría de ellas son simples insultos nacidos de la ira y la prepotencia. La ira provocada por las informaciones que nuestro periódico ha publicado y que ha puesto fin al presunto negocio que pensaban hacer a costa de los impuestos de los villalbinos; y la prepotencia de quien se cree dueño de vidas y haciendas.
Entiendo su cólera tras destapar este periódico el enredo que usted tenía montado con ‘El Telégrafo’, IGS Villalba, Metro Cuadrado Global y su director general Pedro Pérez Montero, consejero de Eurofund Investments La Villa S.L.U, única litigante en el concurso del derecho de superficie del Caño de la Fragua (junto a la ITV), parcela de propiedad municipal, todos ellos compartiendo la misma oficina, tal como aquí hemos denunciado, del Edifico Las Américas III de Las Rozas, y dispuestos a beneficiarse de un negocio millonario cuyos beneficios aún no hemos podido cuantificar, aunque lo importante para la ciudadanía, única propietaria del terreno y del dinero del Ayuntamiento, es que lo que en los primeros siete años las arcas municipales deberían ingresar, alrededor de 7,7 millones de euros, por arte de magia, (ver pliego de condiciones) dicho importe quedaba reducido a 2,5. Esa es la cifra medible y contrastable del menoscabo del dinero público: 5,2 millones de euros, además de permitir a la litigante desde la hipoteca hasta la venta de estos terrenos públicos. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, los ediles que defendieron esta operación con mayor vehemencia eran el alcalde, José Pablo González y el concejal de Contratación y Hacienda, José Antonio Gómez Sierra, curiosamente los dos implicados en los viajes a Andorra y Punta Cana.
El ataque lanzado por ‘El Telégrafo’ contra este periódico y, concretamente, contra mi persona se entendía porque esta podía ser la última operación que iban a obtener de este Equipo de Gobierno y de este Ayuntamiento, en el cual han pasado más horas trabajando que muchos concejales.
Las fotos de la discordia
El otro trasfondo de esta agresión son las fotos publicadas por el diario ABC y en las que el alcalde, José Pablo González Durán, el propietario de Cover Construcciones S.L, José Carlos Gómez Paredes, y el propio Evaristo Núñez Milara-Sánchez pasaban una espléndida Nochevieja el mismo año en el que González Durán le otorgó a Cover la obra del túnel-parking de Honorio Lozano, una obra adjudicada en 20 millones de euros y que terminó costando a los villalbinos más de 40; y por supuesto las fotos en las que el anterior concejal de Urbanismo, Gómez Sierra (ahora en Hacienda), disfrutaba de unas vacaciones en Punta Cana con uno de esos constructores. No quisiera aburrirles con todas las descalificaciones personales que me han dedicado en exclusiva en dicho periódico, aunque recordaré algunas: “editor de unas hojas más próximas al libelo”, “polea de transmisión de la trama”, “la leyenda urbana en torno a la gestión de la compra de los terrenos con el que arranca el imperio Manilex sitúa a Manuel Ortega, gran adalid de la nobleza y la denuncia mediática, en 1991 con una maleta cargada con 240 millones de pesetas en billetes para realizar el pago por la compra de los terrenos que hoy ocupan los centros comerciales Los Valles y Carrefour”, etc., etc. No tendría mayor problema en ponerme a la altura de esos señores y hacer un prolijo compendio de la azarosa vida profesional y personal de dizque editor de ‘El Telégrafo’, pero nunca utilizaré El Faro del Guadarrama para estos fines. Nosotros nos dedicamos a dar información contrastada, no a deformar la realidad para ajustarla a nuestros intereses, ni a escribir mentiras y cotilleos que a unos les interesarán mucho, a otros poco y a la mayoría nada. De hecho, en todo lo publicado hasta ahora por dicho diario no han sido capaces de acreditar ninguna de las afirmaciones que realizan, porque la mayoría son ficciones y falsedades precedidas y proseguidas de un ‘presuntamente’, ‘al parecer’ o ‘no contrastado por este periódico’. Algo muy propio de un medio que en su cabecera se autodenomina “diario independiente de martes a viernes”, asociación de palabras que ha provocado bastante ironía.
A estas alturas de mi larga vida profesional (más de 40 años ejerciendo la profesión periodística), ni pretendo hacerme la víctima ni convertirme en el salvador de la libertad de expresión, pero durante este tiempo he sufrido amenazas de todo tipo, difamaciones, querellas criminales que la justicia solventó a mi favor, agresiones físicas y, recientemente, incluso el seguimiento intensivo de unos detectives privados tan poco profesionales que era fácil descubrirles.
No temo a nadie y no tengo ningún privilegio económico, pero la respuesta que esperaba de este constructor metido a dizque editor la presumía más imaginativa y por lo menos mínimamente hilada. Son mediocres hasta para mentir y difamar. Les agradezco la biografía que me han inventado aunque, como ya he comentado, la mayoría son invenciones, mentiras y deformaciones de la realidad para ajustarla al fin buscado. Bien lo sabe el señor Núñez Milara-Sánchez, quien, lamentablemente, fue mi socio durante algunos años y por tanto sabe que durante esta actividad empresarial común jamás hicimos negocios con ninguna Administración Pública, nunca pasamos unas vacaciones con ningún cargo público y, por supuesto, tampoco compartimos la Nochevieja con ningún alcalde. De hecho, él y yo nunca pasamos unas navidades juntos.
Me imagino que la ira desatada por ese lucro que es muy posible ya no puedan obtener no habrá remitido y todavía nos esperen más secuelas. Sepan de antemano que estamos preparados para ello y si fuera necesario, acudiremos a los Tribunales. El día que salieron las fotos de Andorra, José Pablo González concedió unas declaraciones a Canal 8 donde sólo se refirió a su amistad con José Carlos Gómez, haciendo un compendio de lo inmaculado de la obra e intentando disimular su buena a mistad con Evaristo Núñez, probablemente porque es más complicado explicar que también este señor, ex secretario general del PSOE local y actual editor de ‘El Telégrafo’, esté metido en concesiones administrativas.
Las preguntas del ‘millón’
Pero, en fin, lo que en realidad interesa al ciudadano es conocer los entresijos de una serie de obras y posibles adjudicaciones municipales, porque es ahí donde radica el origen de una polémica que ha superado el ámbito local convirtiéndose en protagonista de la información publicada por periódicos nacionales y la de los informativos de radios y televisión. Nos estamos refiriendo a la obra del túnel-parking de Honorio Lozano-Batalla de Bailén, a las distintas fases de remodelación del P-29 o a la construcción del recinto ferial, todas ellas adjudicadas a la misma empresa. Y cómo no, al proyecto de construcción de un centro comercial en terrenos públicos a través de la adjudicación por procedimiento abierto de un derecho de superficie en el sector del Caño de la Fragua (junto a ITV), porque a fin de cuentas lo que quieren saber los ciudadanos de Collado Villalba es, tras las fotos de Andorra y Punta Cana, qué tipo de relación existe entre el alcalde, José Pablo González Durán y el ex concejal de Urbanismo y actual responsable de Hacienda, José Antonio Gómez Sierra, con los adjudicatarios de dichas obras y, sobre todo, la vinculación existente entre la empresa litigante al centro comercial, una mercantil carente de garantías económicas y técnicas para poder adjudicarse dicho concurso y la maraña de empresas formada por Metro Cuadrado Global, el editor de ‘El Telégrafo’, Eurofund Investments La Villa e IGS-Villalba, todas ellas afincadas de una u otra manera en la oficina 16 del Edificio Las Américas III, calle Adolfo Pérez Esquivel, 3 del Parque Empresarial de Las Rozas.
Lo demás no deja de ser un intento de venganza personal propio de caciques y oligarcas de nula moralidad y una cortina de humo para tapar la realidad de los hechos.
De casta le viene al galgo
El actual editor de ‘El Telégrafo’, Evaristo Núñez Milara-Sánchez, es un viejo conocido de los villalbinos dada su accidentada gestión profesional, bien como simple asalariado (RENFE), bien como empresario responsable en la sombra de una serie de empresas de limpieza y jardinería, primero, y de construcción-promoción más tarde, cuyas actividades siempre tuvieron un mismo denominador común: sus relaciones con el Ayuntamiento de Collado Villalba. En 1994, según el diario El Mundo, Izquierda Unida denunciaba el trato de favor que recibía la empresa Kaizan, de la que era propietario Evaristo Núñez Milara, secretario general del PSOE en esta localidad hasta 1984, por parte del Consistorio local. “Las empresas vinculadas con Núñez Milara, directamente o a través de sus familiares, prestan varios servicios del Ayuntamiento. La primera adjudicación se produjo en 1991 por contratación directa de la empresa Saurio S.L. para el mantenimiento de los colegios públicos. La segunda se produjo también por contratación directa, en febrero de 1992, a la empresa Servipresto S.L. para el mantenimiento de los jardines municipales. Tan sólo dos meses más tarde, Servipresto cedió los derechos de la contrata a Kaizan S.A, que se había constituido dos meses antes...” A todo esto hay que sumar que Evaristo Núñez Milara fue expedientado por RENFE y despedido en 1991 cuando se descubrió una trama (así lo recogió El Mundo en mayo de ese mismo año) de empresas vinculadas a familiares de empleados de esta empresa ferroviaria que estaban copando las adjudicaciones”. Dos días más tarde, el mismo periódico abundaba en el tema de las polémicas adjudicaciones por parte del Ayuntamiento a las empresas de Núñez Milara, que curiosamente siempre ha buscado testaferros para así mantenerse en la trastienda, diciendo: “Más grave aún puede ser la vinculación del [por entonces] concejal de Limpieza con las empresas de Evaristo Núñez. La hermana de este concejal socialista, M.P.V.L, era apoderada de Kaizán cuando el 20 de enero de este año se le adjudicó la limpieza de los colegios públicos a esta empresa. Según consta en las escrituras de Kaizan, con fecha 17 de enero de 1994, Evaristo Núñez, como administrador único de Kaizán, otorga poderes a M.P.V. para comparecer ante juzgados, tribunales, magistraturas, corporaciones y entidades de todo tipo. Igualmente, desde el 11 de noviembre de 1991, M.P.V. es también administradora de Saurio, una de las empresas implicadas en las adjudicaciones irregulares de la limpieza en RENFE en 1991”. A partir de aquí es cuando se empieza a notar la larga sombra empresarial del actual editor de ‘El Telégrafo’ por su vinculación a las empresas Kaizan y Zankai, ambas relacionadas con la Administración municipal hasta el año 1995, cuando el PP ganó las elecciones, relaciones que Núñez Milara retomaría en 2005, cuando el PSOE consiguió mayoría absoluta, a través de la promotora IGS-Villalba, empresa compartida al 50 por ciento entre Evaristo Núñez y José Carlos Gómez y con la que intentaron lo que por entonces los grupos de la oposición calificaron de ‘pelotazo’ a través de la permuta con el Ayuntamiento de dos parcelas propiedad de IGS sitas en la zona de Cantos Altos (noviembre de 2006), cuya consumación supondría para ellos una plusvalía de 1,9 millones de euros (más de 300 millones de pesetas) en un año. Estamos, pues, ante un experto en concesiones administrativas y adjudicaciones de obras y de suelos municipales. De casta le viene al galgo, claro.