El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El mejor resumen de la actitud del Ejecutivo que encabeza José Pablo González ante el escándalo de las fotografías publicadas por el diario ‘ABC’, que protagonizó el pleno de ayer de forma casi monográfica, lo brindó el propio concejal de Hacienda (antes de Urbanismo), José Antonio Gómez Sierra: “¿Creen ustedes que sirve de algo que hagan estas preguntas? ¿Sirve de algo que nosotros contestemos?”. Así se despachó el edil en su intervención y, efectivamente, tanto él como el alcalde evitaron responder a los decisivos interrogantes que planteó el portavoz del Partido Popular, Agustín Juárez, y también el edil de ADEI, Alberto Sánchez. Ni Gómez Sierra ni González entraron en el fondo de sus estrechísimas relaciones con Evaristo Núñez, editor de ‘El Telégrafo’ y copropietario de IGS junto a José Carlos Gómez, a su vez al frente de ‘COVER’, empresa adjudicataria de la obra del túnel-parking de Honorio Lozano, cuyo coste pasó de 20 a 40 millones de euros. Todos ellos estaban en las ya famosas fotografías del hotel Grau Roig de Andorra, compartiendo vacaciones en las Navidades de 2006-2007, apenas unos meses después de que comenzaran los trabajos del faraónico proyecto defendido a ultranza por el regidor villalbino y, por supuesto, por su periódico de cabecera, el mismo que ahora ha montado en cólera al desmontarse el entramado empresarial que se escondía tras la abortada puesta en marcha del centro comercial en los terrenos del Caño de la Fragua. Tampoco respondieron desde el Ejecutivo a las relaciones existentes entre IGS, Metro Cuadrado Global y Eurofund Investments La Villa. El portavoz del PP pasó por encima del alcalde, además de desmentir las acusaciones que ayer mismo hacía ‘El Telégrafo’ en su enésimo intento por desviar la atención de lo que verdaderamente importa. Juárez dejó al descubierto los endebles argumentos del regidor cuando le recordó que lo que había presentado para justificar sus gastos en el hotel de Andorra no era una factura, sino un extracto bancario de su VISA Oro, sin detallar a qué conceptos se refieren los poco más de 1.700 euros que aparecían reflejados. Un extracto bancario que es tanto como nada, porque no sabemos si en realidad esa cantidad corresponde a las seis noches en habitación doble que pasó allí, a unas cuantas cenas o, como dijo el edil popular, a 10 botellas de Moët Chandon. Preguntas sin respuesta que abren aún más interrogantes y una evidente conclusión en vista de la paranoica y furibunda reacción de los protagonistas políticos y mediáticos de estos oscuros episodios: la publicación de las fotografías de Andorra y la revelación de las ‘casualidades’ en torno a la adjudicación del centro comercial les ha tocado donde más les duele. Sólo ellos, de momento, sabrán lo que esconden.