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El CUC Villalba se mete en ascenso tras jugar a la ruleta rusa con el Dosa (4-3)

FÚTBOL / Preferente Grupo I – 13ª Jornada

Los amarillos remontaron un 0-2 con tres goles en 13 minutos, pero el Dosa empató jugando con uno menos y la victoria llegó en el descuento con un gol de Bielza

JAIME FRESNO | Miércoles 22 de octubre de 2014
El CUC Villalba volvió a mostrar en 90 minutos todas sus virtudes y miserias. Pesaron más las primeras y así pudo ganar al Dosa, en un partido de alternativas, tan frenético como emocionante, decidido al final con un golazo en plancha de Bielza tras centro preciso de Manu, el hombre de la mañana. Era el minuto 92 y la apoteosis se apoderó de la Ciudad Deportiva, que sabía que la derrota del Santa Ana (4-1 en Aravaca) dejaba al equipo por primera vez en zona de ascenso. Sin embargo, el gol, tres puntos al margen, también sirvió para poner fin a la especie de túnel sin salida en que se convirtió la segunda parte del Villalba. Tras hacer lo más difícil, remontar el 0-2 de salida que le propinó el Dosa en el primer cuarto de hora, el equipo se dispersó hasta dar vida a un rival que jugaba con diez por expulsión de Raúl en el minuto 41. La reacción, con dosis de gran fútbol por ambos costados, con las cuatro piezas atacantes activadas, desde Manu a Fabio, pasando por Ángel y terminando en Losa, y con el debutante Guille Fernández con jerarquía en el papel de lanzador, alcanzó momentos de gran brillantez y desarboló por completo a un Dosa que parecía pasto de la goleada. El cenit fue una jugada colosal de Manu, ya con 3-2, en la que el ex de Las Rozas sentó en una baldosa a dos defensores, quiebro pisando el balón a lo Iniesta incluido, para acabar estampando en el palo corto lo que hubiese sido el 4-2. Pero llegó el descanso y con él se fue el estado de trance del Villalba, evaporado ante un equipo al que le bastó refugiarse en el clásico 4-4-1 de las inferioridades numéricas para desactivar a los serranos y empezar a hurgar en las miserias defensivas de un equipo aún sin compactar. El cuadro de Rodolfo Urías no reaccionó ni con el clamoroso error en boca de gol de Agus, que cabeceó solo en el área chica incomprensiblemente fuera un balón servido sin oposición alguna desde la derecha. Minutos después, en un calco de la anterior, Olmedo puso en la cabeza del 9 visitante otra golosina que esta vez fue al fondo de la red: 3-3, y toda la Ciudad Deportiva incrédula ante el desplome de su equipo. El carrusel de cambios introducidos por Urías tampoco ayudó a paliar la desidia del equipo, apocado y fiado al corto 3-2 del descanso, sin tensión competitiva. La consecuencia fue otra mancha de tres goles en contra que elevan la cuenta encajadora a 25 tantos en 13 partidos, números defensivos casi de colista. La pregunta ahora es si la excelente nómina de futbolistas ofensivos que acumula el Villalba, de primer nivel en Tercera División, será capaz de compensar la hemorragia de la parte trasera.

Un pulso entre la virtud y el defecto del que va a depender todo un ascenso, si antes no afina Rodolfo Urías.