El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Julián Pizarro, vecino de Robledo de Chavela, muestra orgulloso su Yamaha 125, sobre la que ha dispuesto unas alforjas heredadas del noble animal al que sustituyó hace 35 años su primera motocicleta, una Ossa 125 con la que recuerda que casi se mata subiendo la Cruz Verde cuando reventó la rueda delantera. Lejos de coger miedo a los vehículos de dos ruedas, este hombre de más de 80 años, la sustituyó por otra de 250 cc que ha estado con él 30 años “para ir al Escorial con mi mujer, llevar la comida a las vacas, traer y llevar los productos del huerto”. Hace dos años cambió la mítica Ossa 250 por esta Yamaha “que no necesita aceite ni nada”, dice orgulloso de su máquina. Julián, día si y día también, pone las alforjas a la moto para ir a su finca, cerca de las instalaciones de la NASA, donde todavía atiende sus animales y el huerto, tal y como lleva haciendo desde hace décadas, primero con el burro y ahora con la motoburro.