OPINIÓN
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Parte de la oposición política y social de Fresnedillas ha distribuido unos dólares donde se sustituye la cara de George Washington por la de Antonio Reguilón, alcalde jarando. El dibujo esta bien conseguido y me consta que hasta el regidor lo lleva en el bolsillo para enseñarlo a sus amigos. Hasta ahí el tema tiene su gracia porque del poder siempre hay que desconfiar y, si uno puede, reírse a mandíbula batiente.
Lo que no tiene tanta gracia es que se asocie a ese billete una insinuación sobre el birle, mal uso y distracción de los fondos públicos, y se den 9.000.000 de euros como supuesta cifra que el alcalde, elevado a presidente de EE UU por la oposición social y política, ha “malgastado” en estos cuatro años. Se trata de una afirmación que linda lo penal y, como supuesto delito que se denuncia, debe ir acompañado de pruebas para no que el denunciador no termine siendo el que delinque.
Las cuentas de Fresnedillas están, mal que bien, presentadas. La oposición se las puede creer o no, pero ahí están. Si la oposición esta segura de que no se corresponden a la realidad, tienen el camino del Tribunal de Cuentas. Dejar caer que el alcalde se está llevando el dinero municipal no tiene ninguna gracia, por más que la caricatura esté bien conseguida.
Como lo de insinuar que en la operación de compra de suelo del colegio hay intereses, habiendo sido el agente inmobiliario el propietario de la única agencia inmobiliaria del pueblo, bien conocido en todo el municipio y la comarca. En un pueblo pequeño no es conveniente traspasar la delgada línea entre el cachondeo sano y la difamación. No es conveniente echar gasolina al fuego de la convivencia.