Opinión

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EL KIOSCO

C. Ferrer

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La tonadillera Isabel Pantoja fue escoltada por la Policía a la entrada del Juzgado. La cantante está acusada de blanqueo de dinero y se enfrenta a una petición de tres años y medio de cárcel y una multa de 3,6 millones de euros. Prestó su imagen, hace algún tiempo, a diversas marcas comerciales. Si el comportamiento privado de un popular es incorrecto, cuando su ética o moral quedan en entredicho, su imagen sale dañada.


Los futbolistas del club inglés Manchester United prestan su imagen a unas líneas aéreas. Leonardo Di Caprio, Jimmy Wales (fundador de Wikipedia), el tenista Roger Federer y la actriz Deepika Padukone son prescriptores de diversas marcas de relojes. La actriz Sienna Miller exhibe su palmito para promocionar unos grandes almacenes. El corredor Keep Walking, la actriz Mónica Bellucci y el actor Benicio del Toro prestan su imagen a una marca de bebidas espirituosas. Cristino Ronaldo es el prescripto de una entidad bancaria y Elsa Pataky presta su imagen a una marca de cosméticos.

Los vemos todos los días y a todas horas en la televisión, en las revistas, en los periódicos, las ondas radiofónicas y las vallas publicitarias. Nos hablan caras y voces famosas aconsejándonos las excelentes cualidades de los más diversos productos, pero todas las decisiones promocionales que no se orienten al respeto de las personas y a la veracidad del mensaje son un fracaso. Hacer un uso continuo de los famosos no es lo más deseable, porque no hay que olvidar que la publicidad anuncia bienes y servicios, no figuras ni rostros.