OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Ya se conoce que Tomás Entero trabaja en la feria de Valdemorillo. Vuelve la misma parafernalia anual, con idénticos personajes y los mismos intereses. Es la fábula de los peces. La señora alcaldesa, Pilar López Partida, política de la vieja guardia, vuelve a quedarse sentada desde su poltrona viendo cómo Tomás Entero y San Román le montan una nueva feria con los manoseados argumentos de siempre. No es que tenga nada en contra, pero me gustaría saber por qué demonios no convoca un concurso libre para que distintas empresas presenten una oferta para organizar la feria de 2011. Es lamentable que al Ayuntamiento no le quede otro remedio que pagar la subvención que le dicte Tomás Entero para que otro año más salga por la puerta grande tras haber amasado una fortuna comprando en las rebajas y contratando a mucho torero de oportunidad a bajo coste. El pastón por subvención sale de las arcas municipales; otra cosa es que no hubiera tajada económica.
¿Piensa poner remedio la alcaldesa o seguirá como todos los años? Un empresario debe ganarse una feria viendo los resultados de la anterior y su trayectoria. La de este año fue de suspenso. Aquí nadie se lo gana. Da igual que salga bien o mal, nada varia. Tomás Entero sabe lo que hay, y por eso le trae todo por el pito del sereno. Para eso también están los pesebreros y los palmeros, para que maquillen los desastres taurinos.
Quizá hayamos olvidado que la plaza, como tantas veces hemos comentado, es del constructor, el mismo que el pasado año coló un adefesio por corrida de toros y que todo el mundo vio por televisión. Al final, el Ayuntamiento está en manos de estos señores si desea que vuelvan los toros por febrero. Veremos si hay derecho de pernada y Antonio San Román lidia sus toritos, sí o sí. Quizá entre él y Entero decidan que hay que descansar e intentar colarla en 2012, que para eso en 2011 siempre les quedarán Villalba y Pozuelo. Pero si repite, a callar y tragar.
Ya han anunciado que estarán, “toreros con proyección” y “jóvenes con ambiente en Madrid”, lo que representa lo más ambiguo que se pueda decir. Una fórmula clara para no meter a toreros de la primera fila, a figuras y a diestros que tienen su caché.