CLAUDIO Collado Villalba
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Señor alcalde: a pesar de que tenemos un blog para aliviar nuestra frustración al ver en qué se ha convertido nuestro lugar de trabajo y conocer la afirmación realizada por usted en el pleno de que los trabajadores del Ayuntamiento hemos ratificado el Convenio en un 75 por ciento, he decidido publicar esta carta en el foro de El Faro del Guadarrama.
Los vecinos deben saber que los trabajadores municipales han sido extorsionados para que firmen dicho documento. Extorsionados como lo fueron también en su día tres compañeros despedidos y lo son en la actualidad otros muchos que están soportando el más despiadado ostracismo por sus múltiples caprichos, entre los que se encuentran no acertar con el amiguete de turno a la hora de emitir el preceptivo informe técnico.
Usted, señor alcalde, no tiene ningún derecho a seguir engañando a los vecinos, y por tanto, igual que les da estas cifras, también debería decirles que está dedicando recursos públicos para que sus fieles vasallos recorran las distintas dependencias municipales “sugiriendo” a los trabajadores que firmen o en el peor de los casos les dejan el documento del convenio, anunciándoles bajo coacción que pasarán al día siguiente para recogerlo ya firmado.
Y esto nadie me lo ha contado. Desgraciadamente he sido testigo presencial de ello y no crea que me ha sido precisamente fácil negarme a firmarlo, ya que, a diferencia de usted, no tengo coches de lujo, ni vivo en un chalet con servicio doméstico, ni tengo apartamentos en la playa. Yo, señor alcalde, sólo tengo mi trabajo, patrimonio muy similar al que tenía usted cuando se presentó a la Alcaldía en las elecciones de 1999, como hijo de un humilde churrero, aunque debo reconocer que ha llovido mucho desde entonces, quizá demasiado.
No quisiera despedirme, señor alcalde, sin antes reconocer que los trabajadores municipales le tenemos miedo, miedo de que algún día seamos nosotros y no otros compañeros los vejados, los acosados, los destituidos o los despreciados. Pero esté usted tranquilo porque este miedo es infinitamente inferior al de que usted pueda ganar las próximas elecciones.