FÚTBOL / Preferente Grupo I / 11ª Jornada
JAIME FRESNO | Miércoles 22 de octubre de 2014
El CUC Villalba no pudo con el líder. El Unión Adarve demostró estar un escalón por encima en una mañana de impotencia amarilla para elaborar juego de ataque. La disposición táctica de los visitantes destapó una por una las carencias colectivas que aún lastran a un equipo serrano con gran calidad individual, pero carente de los automatismos propios de un equipo trabajado. Al Adarve le bastaron el orden y el oportunismo de sus dos afilados delanteros, Domingo y Xavi Jiménez, para ganar con claridad en la Ciudad Deportiva.
No vale el atenuante de que los dos primeros goles del Adarve para el 0-2 se gestaran en los errores defensivos -del portero Javi Sánchez, mayormente-; la sensación global del choque fue que mientras un equipo sabía cómo y cuándo hacer daño, el otro simplemente se aferraba a la inspiración de los fenomenales futbolistas que acumula en el frente de ataque. Pero incluso en ese apartado algo falló en el Villalba: Ángel pasó de puntillas por el partido, Losa partió desde el banquillo, y Juli fue titular pero evidenció que puede andar corto de minutos. En esas condiciones, y con la batalla del medio campo claramente perdida, sólo Arias y Manu aportaron frescura en la parte final del primer tiempo, cuando el equipo tuvo juego y ocasiones suficientes como para voltear el 0-1 anotado por Domingo a la media hora de juego.
Alcanzado el descanso con buenas vibraciones, el Villalba volvió a enredarse tras la reanudación en el entramado del Adarve, ya muy superior en todos los órdenes del juego. Lolo Delgado, el técnico visitante, acertó de pleno al ordenar a sus hombres salir a presionar arriba la salida del balón de los serranos, sin refugiarse en el 0-1, puso en liza la bala en la recámara que se había guardado de salida, el interior Álex, y dejó de punta de referencia a Xavi Jiménez, haciendo las veces de Domingo, lesionado en la jugada del 0-1. La consecuencia fue fulminante: el CUC Villalba cayó en una cuesta abajo que no arreglaron los cambios de Rodolfo Urías. No había solución individual posible en un campo de juego minado para los amarillos. Cada vez que recibía un villalbino, tapaban dos jugadores perfectamente escalonados. Cuando el Villalba quiso volcar el juego a la izquierda, la banda de Fabio, hasta cuatro zagueros se interponían en el camino del interior. El Adarve fue un acordeón perfecto en los balances defensivos y punzante en ataque. El grave error en la salida de Javi Sánchez que propició el 0-2 no fue más que la consecuencia de todo ello. Ni siquiera el gol de Alberto Losa a ocho minutos del final, fruto de un fallo en la entrega de los centrales, varió la dinámica del partido. Ibáñez puso después el 1-3 y los más de 500 espectadores de la Ciudad Deportiva entendieron quién era el líder y por qué. También comprendieron el trabajo que le queda por hacer a este CUC Villalba tan vistoso como poco solvente en los partidos de trazo grueso.