Editorial

La única salida del alcalde de Collado Villalba para defender el centro comercial: atacar a ‘El Faro del Guadarrama’

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Víctima de esa espiral de soberbia en la que lleva instalado desde hace tiempo, el alcalde de Collado Villalba ha perdido los nervios (sólo él sabrá por qué), hasta el punto de que no sólo no ha contestado a los decisivos interrogantes planteados por la oposición en el último pleno, sino que se ha empleado a fondo -sin que esto nos sorprenda de ningún modo- como sólo lo hace quien se tiene por el amo del cortijo. José Pablo González, en declaraciones a Cope de la Sierra, ha querido vincular -como ya hizo en la citada sesión plenaria- las informaciones que El Faro del Guadarrama -aunque el regidor, con las mejores galas de su cobardía, prefirió no citarnos- ha venido publicando en las últimas semanas sobre el proceso de adjudicación del centro comercial en el sector del Caño de la Fragua con unos supuestos intereses de este medio en otra gran superficie, algo que es categóricamente falso. De lo contrario, sólo tiene que hacer una cosa: demostrarlo y aportar las pruebas en las que sostiene la citada afirmación, que por otra parte cabe enmarcar dentro de la campaña de acoso que este medio sufre por parte del Ejecutivo villalbino desde hace tiempo como consecuencia de nuestra postura crítica con su gobierno. Denunciamos los excesos en la obra de Honorio Lozano, la irresponsabilidad de su gestión económica, el disparatado número de cargos de confianza pagados con el dinero de todos los villalbinos, las deficiencias en la obra de la Ciudad Deportiva y el Balneario, las millonarias partidas para conciertos y festejos taurinos, la constante presencia de determinadas empresas y empresarios en los proyectos impulsados por el Ayuntamiento, la absoluta falta de ética en su actuación política, la prostitución del socialismo y un largo etcétera.

Lo denunciamos y lo seguiremos haciendo, aunque tengamos que asistir a la retirada de periódicos por parte de personajes afines al régimen (censura pura y dura) e incluso haciendo frente a la mano negra que trata de cercenar nuestra única (sí: única) vía de ingresos, que no es otra que la publicidad. Entre tanto, el alcalde, en el peor estilo de la política barriobajera, no encuentra otra salida que matar al mensajero, con unas declaraciones que El Faro del Guadarrama ya ha puesto en manos de sus servicios jurídicos para estudiar el posible inicio de acciones legales por un presunto delito de difamaciones. Porque desde este periódico no defendemos en ningún caso intereses particulares, sino los de los villalbinos. ¿Pueden todos decir lo mismo?