OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El “show” anual tuvo lugar la pasada semana en el Aula Cultural de la plaza de Las Ventas. Hacía tiempo que no se hablaba de él, así que había que alimentar su ego y vender la mercancía. Antes de que el circo se instalara definitivamente hubo una representación a cargo de Tomás Entero y varios políticos serranos para decir lo buenas que son las ferias que gestiona.
No podían faltar en un acto así el concejal de Festejos de Villalba, la alcaldesa de Alpedrete, representantes de Valdemorillo y hasta de Sevilla la Nueva, que aunque monte una suelta de vaquillas meonas lo importante es que el aula se llene de políticos ansiosos de protagonismo y de ensalzar al empresario que te ha invitado. Hay que justificar la pasta que le dan. ¿Un empresario que sueña con Madrid organizando vaquillas?
Los políticos, a las puertas de las elecciones, no se salieron del guión: que si la feria fue maravillosa, que si un éxito, que mucho público... ¿Acaso va a reconocer un edil el fracaso para ir contra sus intereses?
Podían haber llamado también a la concejala de El Álamo para que explicara lo que les pasó este año y cómo se las gasta el bueno del empresario cuando dejaron de prescindir de sus servicios.
El afán de protagonismo no tiene límites. Los que deben aplaudir o criticar los intereses de una feria son los aficionados, los profesionales, la prensa... pero montar un pasteleo a final de curso para echarse flores y llevarse a toda la camarilla de políticos no es otra cosa que allanar el terreno de cara a 2011. Lo que tiene que hacer es comprar buenas ganaderías, contratar toreros de nivel y dejarse de cuentos.
¿Nadie dijo el pastón que estos ayuntamientos le sueltan? ¿A estas alturas no sabemos que la clave son esas millonadas? Sin esas subvenciones, “el Peter Pan empresarial”, como le bautizara el periodista taurino Zabala de la Serna por aquello de no crecer como empresa y no salir de los cosos de la Comunidad de Madrid, no pisaría. Habrá que decir que la ran rentabilidad y el no jugarse un euro como empresario radica en estas plazas, mientras que arriesgarse la cartera está en otras como Córdoba, Granada, Alicante o Ciudad Real. ¿Porque no prueba Tomás Entero aquí?