Opinión

Abuso e inmoralidad

EL KIOSCO

M. Agís Villaverde

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A día de hoy, un batallón de analistas, sin duda más cualificados que yo, han valorado el cambio de Gobierno realizado la semana pasada por el presidente Zapatero. Han incidido en la astucia de llevarlo acabo mientras se debatían en el Congreso de los Diputados unos presupuestos aprobados a cambio de prebendas para el País Vasco y Canarias. Mucho se ha escrito también sobre si el ascenso de Rubalcaba supone el descenso de José Blanco; o sobre si nombraron ministra a Pajín para que no hundiese más al Partido Socialista; o si el Ministerio de Asuntos Exteriores es un premio de consolación para Trini.

Tampoco pasó desapercibida la presencia del nuevo ministro de Trabajo en la manifestación contra la Reforma Laboral. Estas y otras muchas consideraciones están muy bien pero a condición de no olvidar lo básico: que Zapatero ha sido el presidente que más ministros ha nombrado y cesado (50 nombramientos en seis años), algo que tiene sus consecuencias económicas en tiempos de crisis. No sólo porque hay que tirar a la basura toda la papelería oficial, rotulación, etc. y hacer otra nueva, sino porque hay que seguir pagando a los ex ministros. Inicialmente, el sueldo completo, y posteriormente, un montante que ya quisieran para sí los casi cinco millones de parados. ¿Se pueden pedir sacrificios a los ciudadanos, reducir el sueldo de los funcionarios, congelar las pensiones, subir el IVA y los impuesto directos y, al mismo tiempo, seguir chupando del bote a costa de los impuestos de todos los españoles? No señor. Cuando un político termina su tarea de Gobierno, se le agradecen los servicios y vuelve a su empelo. Lo demás es un abuso y una inmoralidad.