Opinión

El futuro de Zapatero

EL MIRADOR

J. Bezares

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La derrota de Trinidad Jiménez y los cuatro puntos que se ha dejado el PSOE en la gatera por la huelga general han tenido consecuencias. De entrada, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, reaccionó pidiendo un “cambio de rumbo” en el Gobierno. Aunque se vio obligado a rectificar públicamente al día siguiente aconsejado por sus asesores y presionado por la Ejecutiva federal, dejó un recado claro: el Gobierno está necesitado de una crisis profunda para recuperar la iniciativa. De hecho, urgido por unas encuestas que le auguran una derrota ante María Dolores de Cospedal en las elecciones autonómicas de 2011, reaccionó pidiendo el “cambio de rumbo” cuando el líder del PSOE sugirió que la crisis de Gobierno se limitaría a la sustitución del ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, que, a finales de este mes, dejará el cargo para presentarse a los comicios catalanes.

El castellanomanchego, otros varones socialistas y destacados miembros de la Ejecutiva federal, llevan ya algún tiempo esperando y defendiendo la necesidad de una crisis de Gobierno de calado que de entrada a ministros con un perfil más político. El revuelo montado por Barreda está sirviendo, al menos, para que el líder del PSOE vaya aclarando sus planes de futuro. Por lo pronto, ha dejado caer que en 2011 decidirá si se presenta o no a las elecciones de 2012 y que será una decisión “muy personal”. Simultáneamente, Carme Chacón, clara candidata del presidente para sucederle, ha declarado que Zapatero no nombrará sucesor a “dedazo” como hizo Aznar. Con estas pistas, es fácil prever que el líder socialista ha decidido en el ámbito familiar no presentarse en 2012, limitando su mandato, como hizo Aznar -en su día, elogió la decisión del popular-, a ocho años. Y que su sucesor saldrá de un congreso extraordinario del PSOE que se celebrará en el segundo semestre de 2011. Derrotada Trinidad Jiménez, Chacón sería la heredera de la España plural del zapaterismo, con Pérez Rubalcaba y Blanco como conductores de la operación. Enfrente, si los resultados le acompañan en las autonómicas madrileñas, puede tener a Tomás Gómez o a un representante de la ‘vieja guardia’ -que nadie descarte aún a José Bono- que defienda una visión más centrípeta de España. Ante estas perspectivas, la cerrada defensa pública del liderazgo de Rodríguez Zapatero que está haciendo la mayoría de los barones, con Griñán a la cabeza, es una respuesta de carril para evitar una solución de urgencia ante una caída en picado de la credibilidad del leonés por una recuperación económica que no traerá empleo.