FERIA DE OTOÑO: MORENITO Y CURRO DÍAZ CORTAN OREJAS DE PESO
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Feria de Otoño de Madrid trajo en esta ocasión una tarde especial y a la postre una de las más completas y rotundas de los últimos años. Fue el sábado 2 de octubre, en una corrida de toros deslumbrante. El veterano Juan Mora reverdeció el toreo eterno, el de siempre, el añejo, ese tan especial que hace soñar a los aficionados de esta plaza. Cortó tres orejas y encandiló a Madrid en el primer toro de la tarde con una faena distinta, especial y breve.
Lleno de inspiración, con un sobresaliente derroche artístico y el poso de madurez que dan los años de profesión. Con 15 pases bellos y desgarrados a un toro de Torrealta demostró que se puede cortar dos orejas en Las Ventas. Con la tizona en la mano, enterró el acero en un volapié sensacional. Otra más sumo del jabonero cuarto. Una faena rica en clasicismo, valor y esa torería que estamos perdiendo. Cante grande de toreo, otra estocada y un triunfo que debe devolver a Mora a las grandes ferias. Emoción a flor de piel. Paseó dos orejas junto a su hijo.
Pero la tarde dio más de sí. Morenito de Aranda toreó al natural de una manera soberbia al mejor toro del encierro de Torrealta, que hizo sexto. Toreó con la mano muy baja con largura y ritmo en una faena vivida con mucha intensidad. Si la estocada no cae baja quizá hubieran sido dos orejas, pero debió conformarse con una.
Por su parte, Curro Díaz también cortó un trofeo de un toro aplomado y complejo. El jienense, sin salirse de su corte, trazó muletazos preciosos y plásticos con mucho valor. La estocada cayó arriba. Cinco orejas en una tarde inolvidable en Las Ventas.
Petardo del Puerto
Días de mucho, vísperas de nada. El domingo, el encierro del Puerto de San Lorenzo trajo el tedio a Las Ventas. De pobre presentación y de juego descastado, arruinó una tarde plana y vacía de contenido. El único toro potable tocó en el lote del confirmante Alberto Aguilar, que no acabó de entenderse con él en una faena sin lucimiento. Diego Urdiales y Miguel Tendero se fueron de vacío.
Talavante se crece en Madrid
La plaza se llenó el viernes 1 de octubre a pesar de que José María Manzanares no pudo comparecer en Las Ventas por su lesión de tendones. Su puesto lo ocupó el camero Oliva Soto, que floreció en el abril sevillano para confirmar su doctorado. Una oportunidad de oro que dejó escapar con dos buenos toros de Núñez del Cubillo. El de la confirmación fue bueno y boyante en sus embestidas. Comenzó bien, pero luego comenzaron las prisas y el torear despegado en tandas cortitas. Se le fue el triunfo. Algo parecido ocurrió con el quinto, un Cubillo que también tuvo embestidas. Le faltó corazón a Oliva Soto y decisión en un compromiso crucial para su carrera.
El Cid, con el lote más descafeinado, tiró de oficio en dos labores largas y mecánicas que fueron increpadas por el público.
Puestos así, Alejandro Talavante renació en el otoño madrileño con una faena de mucho contenido. Captó la atención del público en un pase cambiado por la espalda de mucho riesgo. La faena resultó muy ceñida, con pases casi inverosímiles. El cénit llegó con la mano izquierda, toreando con reposo y hondura. Los adornos encadenados del final gustaron y resultaron jaleados. También unas bernadinas de gran emotividad, cambiando la trayectoria del buen toro. Se esfumó la oreja con la espada y dos golpes de descabello. Con el áspero sexto, Talavante no volvió nunca la cara.
Novillada plomiza
La apertura de la Feria de Otoño en Madrid tenía su cosa. Víctor Barrio, Damián Castaño y Cristian Escribano con una honda novillada de José Luis Pereda de poco fondo y malas formas. Lo mejor de la tarde lo hizo Barrio, quien tiró de ganas, variedad y repertorio para conquistar un triunfo casi imposible por los novillos de Pereda. A punto estuvo de arrancar una oreja del sexto, al que recibió en la puerta de chiqueros. Luego trató de tirar de las embestidas de un novillo que acometía con la cara alta. Hubo fases muy buenas. Se tiró muy mal con la espada y se esfumó el premio. Damián Castaño devolvió su triunfo en las nocturnas. Las faenas fueron muy embarulladas y con el quinto demostró carencias técnicas.
Cristian Escribano debió poner más garra con un sobrero de Torres Gallego que se movió sin descolgar.