Editorial

La obra de Honorio Lozano en Villalba, dos años después

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La fragilidad de la memoria puede hacer que olvidemos con demasiada facilidad determinadas acciones, incluso aquellas que son más lesivas para los intereses de los ciudadanos. Por eso, ahora que está a punto de cumplirse el segundo aniversario de la apertura del túnel-parking de Honorio Lozano y Batalla de Bailén, conviene recordar que este megalómano proyecto se ha confirmado como absolutamente innecesario. En primer lugar, porque el subterráneo no ha solucionado, ni mucho menos, los problemas de movilidad de Collado Villalba; y en segundo, porque el nivel de ocupación del aparcamiento es ridículo, máxime teniendo en cuenta el millonario desembolso realizado (tampoco es baladí el hecho de que el presupuesto se duplicase, pasando de 20 a 40 años). Dos años después, la conclusión no puede ser otra: es una obra inútil, respaldada sin argumentos por el alcalde, José Pablo González, y su Equipo de Gobierno, sin que hasta ahora hayan sido capaces de aportar datos que puedan hacer pensar que la inversión estaba justificada. Tampoco cabe pasar por alto el perjuicio provocado a los comerciantes, sin que la remodelación haya supuesto un incentivo para la actividad en la zona, que desde entonces sufre una persistente agonía a la que el Ejecutivo socialista permanece ajeno. Fue un mal síntoma que el regidor, tan dado a los fastos y las fotografías, prefiriese pasar de largo y renunciar, por mucho que le pesara, a la inauguración, pero ya entonces se veía venir que aquel proyecto presentado como imprescindible no era otra cosa que producto de su cabezonería, haciendo oídos sordos a quienes mostraban su más firme rechazo.