Opinión

Reivindicación justa y lógica

EL MIRADOR

J. Rubio

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El sábado 18 de septiembre de 2010 pasará a la historia porque los guardias civiles, por primera vez en sus más de 160 años de trayectoria, se manifestaron. Sí, hicieron una manifestación como las ha hecho, las hace y las hará cualquier otro colectivo de trabajadores. Este hecho es algo histórico a la par que insólito, ya que los guardias civiles nos tienen acostumbrados a verles sufrir en silencio todas las injusticias que precisamente por eso, porque nunca han alzado la voz para quejarse, cometen sobre ellos todos los gobiernos que en este país han sido.

Y si esto es así, si siempre se ha utilizado la injusticia para tratar a estos servidores de la Justicia, ¿por qué se manifiestan ahora precisamente? La respuesta es tan evidente como triste. Este gobierno ha sobrepasado el límite de esta noble gente. No voy a hablar bien, en esta ocasión, de los gobiernos que precedieron a éste, porque tampoco fueron justos con ellos. Pero hubo algo, un matiz, que tuvieron el detalle de no hacer sufrir a los agentes, el engaño. Y es que Zapatero y su corte de trepas también han traicionado a estos ciudadanos a los que prometieron no el oro y el moro, pero sí equiparlos con otras policías. Ya no en sueldo, que los guardias civiles han dicho por activa y por pasiva que se hacen cargo de la situación del país y no piden equiparación salarial, aunque también recuerdan que cuando en la economía había vacas gordas tampoco vieron un duro. No, ellos reivindican una jornada laboral digna, como la de sus compañeros de la Policía Nacional. No piden siquiera la de los Mossos, ni la de los Ertzaintzas o la de las diversas policías locales, a años luz de los sufridos agentes de verde; piden trabajar las mismas horas que los policías nacionales, con quienes, en teoría, ‘comparten’ Dirección General (otro engaño más de Zapatero y su valido Rubalcaba). No piden la desmilitarización del cuerpo como se ha dedicado a intoxicar en los medios el Ministro del Interior con el fin de volver en contra de los agentes a la opinión pública, lo que piden es que esa condición de militares no sea un cheque en blanco para que los distintos gobiernos les discriminen y les obliguen a guardar silencio. Están hartos, y están hartos porque la mayoría de los guardias civiles en activo son hombres y mujeres que no conocieron a Franco, que tienen un nivel cultural por encima de la media de la población y muy por encima de los guardias civiles que les precedieron en el cuerpo, que han nacido, crecido y se han formado en libertad. Por todo ello creo que son justas y lógicas sus reivindicaciones.