SIN ALCANZAR EL NIVEL DE EDICIONES ANTERIORES, LA FERIA MOLINERA DEJÓ CONSTANCIA DE SU ESTILO Y CLASE
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La feria de Los Molinos 2010 quizá no ha sido tan redonda como en ediciones pasadas, pero, una vez más, se han visto cosas importantes. Así ocurrió con una novillada de Rojas francamente extraordinaria. La presentación del ganado ha sido óptima y los detalles en esta localidad serrana se cuidan con mimo. En general, los novilleros en general no han aprovechado la oportunidad, y entre los nombres que salen mejor parados están Jiménez Fortes, Thomas Duffau y el local Lorenzo Sánchez, que volvió a triunfar y ha dejar el pabellón alto. Tampoco podemos pasar por alto los encierros, que han vuelto a ser un éxito de organización y de público.
La novillada inaugural de la feria fue un excesivamente benévola. Pese a que la tarde era desapacible, los tres novilleros decidieron continuar con el festejo y eso propició que la presidencia tuviera manga ancha para conceder orejas y recompensar el esfuerzo de los novilleros. La seria novillada del Conde de la Corte salió muy desfondada y adoleció de falta de raza. Lo mejor de la tarde lo realizó el novillero sin caballos Lorenzo Sánchez, que cortó cuatro orejas y demostró buena actitud y responsabilidad. Recibió a su primero con un buen ramillete de verónicas y luego hizo las cosas bien y despacio ante un eral de Justo Nieto que besó varias veces la arena por su poca fuerza. Hubo muletazos muy plásticos y mató de un buen espadazo. Lorenzo volvió a brillar con el animal que cerró el festejo, volviendo a estar elegante y valeroso, además de manejar la espada con acierto.
José Arévalo cortó una oreja a cada uno de sus novillos tras dejar constancia de sus ganas, aunque a veces todo le sale embarullado y demasiado arrebatado.
El debutante Jesús Sánchez anduvo discreto con su primero y lo intentó en el quinto, un novillo que recibió un duro castigo en varas, en un trasteo con voluntad pero con carencias técnicas, siendo lo más rescatable una efectiva estocada.
La cima de esta feria de Los Molinos llegó el sábado 18 con un extraordinario encierro de Gabriel Rojas. La novillada, entipada y bien hecha, dio un gran espectáculo y posiblemente sea una de las de mejor juego de esta temporada. Hubo utreros muy buenos, destacando el bravo cuarto, premiado con la vuelta al ruedo, y también primero y tercero, que aunaron muchas virtudes.
Martín Núñez cortó las orejas al cuarto, que embistió profundo y con motor. El torero no terminó de cuajarle y su faena fue irregular, abusando del toreo periférico. La estocada fue lo mejor que hizo. Ante su primero, el sevillano no estuvo cómodo y los pies le bailaron demasiado. Thomas Duffau es un novillero solvente y de muchos recursos. Lo demostró a su paso por este serial, donde estuvo seguro y firme ante dos buenos novillos a los que mató muy bien.
Jiménez Fortes volvió a dejar patente su progresión y buenas formas con el lote menos completo. Estuvo muy por encima de su primero y toreo puro y profundo ante un novillo a menos, al que ligó pases sin enmendar la planta en ningún momento.
En el polo opuesto a esta novillada se sitúa la que cerró el ciclo el domingo 19. Un festejo largo y plomizo, que tuvo pocos argumentos. Ya venía torcida por el hecho de que dos de los novilleros anunciados, Esaú Fernández y Víctor Barrio, no pudieran venir por distintas razones. Además, el encierro del Conde de la Maza no tuvo ni chicha ni limoná.
Una solitaria oreja paseó Adrián de Torres tras un trasteo de buenas formas, toreando despacio y con temple a un novillo noble y sin transmisión. Con su peligroso primero estuvo valentísimo, pero se eternizó con el acero.
Juan Carlos Rey pudo sumar alguna oreja si mata con decoro tras dos trasteos intermitentes y un punto mecánicos. Damián Castaño realizó dos faenas breves y con muchos guiños a la galería. No aprovechó a su primero y se perdió con en el novillo que cerró la tarde. El escalafón de novilleros está huérfano de chavales con posibilidades.