Toros

Una notable novillada de Flor de Jara cerró la feria de Colmenar

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La feria madrileña de Colmenar Viejo se cerró con una notable novillada Flor de Jara, propiedad de Carlos Aragón Cáncela, el pasado jueves 2 de septiembre. Los seis erales santacolomeños del ganadero local dieron un buen juego, pero especialmente hay que mencionar a los lidiados en quinta y sexta posición, ya que resultaron bravos y con mucho fondo, recibiendo los honores de la vuelta al ruedo en el arrastre.


Los novilleros Carlos García, Sergio Sánchez y Daniel Torres Cotola pusieron disposición, pero no terminaron de exprimir las condiciones de un material tan propicio para el triunfo. El mejor librado de la terna fue el local Sergio Sánchez, que cortó las dos orejas al quinto novillo tras una faena limpia, aunque bien es cierto que con altibajos, a un extraordinario eral que no se cansó de embestir con gran clase al trapo rojo que le presentaba el novillero. Rubricó la faena de una buena estocada y paseó los dos trofeos.

El segundo ejemplar de alta nota fue el que cerró el festejo. Otro joven novillero de Colmenar, Cotola, basó su labor en la disposición y en la raza, pero no terminó de compactar una faena al nivel que requería el de Flor de Jara, un novillo encastado y con mucha transmisión que exigía emplearse mucho al novillero. Pudo haber cortado algo más que una oreja, pero con la espada no anduvo acertado.

Carlos García tuvo una actuación más discreta con un lote que se dejó, pero que no tuvo la chispa de otros novillos. Lo más brillante lo realizó al cuarto tras una faena entonada a un novillo noble y mansito que siempre quiso rajarse. Puso tesón, pero a veces se le vio algo frió. Mató de una estocada efectiva y dio la vuelta al ruedo tras una ligera petición de oreja. Al final, Sánchez y el mayoral de la vacada salieron a hombros por la puerta grande.

Polémica suspensión
La novillada con picadores celebrada en la jornada anterior estuvo salpicada de polémica. El festejo fue suspendido a la muerte del tercer novillo a causa de la lluvia. El ruedo no estaba en óptimas condiciones pero los novilleros locales, Juan Carlos Rey y Miguel de Pablo, con el apoyo de varios de sus banderilleros decidieron no tirar para adelante, con el consiguiente enfado del publico, que no entendía la suspensión ni el escaso interés de los novilleros en continuar. Hasta entonces, López Simón, que fue en único en querer torear, había cortado la única oreja de un serio novillo de Torrenueva. Toreó muy bien de rodillas y luego entendió a la perfección al novillo dando los tiempos y las distancias precisas en una faena llena de disposición y temple.