Editorial

La prohibición del velo integral islámico: un ejercicio de responsabilidad por encima de ideologías y creencias

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El Partido Popular de Galapagar llevará a pleno este lunes una moción que prohíbe el uso del velo integral (burka o niqab) en las instalaciones municipales, adaptando así la propuesta de este mismo grupo en el Congreso. En caso de aprobarse, como previsiblemente ocurrirá, este municipio serrano se convertiría en el primero de la Comunidad de Madrid en hacer suya esta iniciativa, siguiendo así el camino emprendido en otras regiones, principalmente Cataluña.


Por encima de ideologías y creencias, lo que debe prevalecer aquí es el sentido común y la defensa de la integridad de la mujer, al margen de que éste ha de ser un primer paso para fomentar aún más la integración, algo en lo que se han dado muchos pasos, pero aún no los suficientes, encontrándonos ante un proceso que ha de ser recíproco. En ningún caso se trata de que nadie tenga que renunciar a sus señas de identidad ni tampoco de entrometerse en la esfera privada, pero sí de llegar a un punto de entendimiento entre las distintas culturas. Es aquí donde debe buscarse el verdadero objetivo de la fallida Alianza de Civilizaciones que impulsó el Gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero y no en la palabrería estéril y la permisividad más absoluta. El respeto exige una doble dirección, y el caso del velo integral islámico se presenta como uno de sus elementos más significativos, más aún si tenemos en cuenta la obligación de todos los ciudadanos de permitir sin trabas su identificación y de cumplir la Constitución Española que sirve como base de nuestro ordenamiento jurídico.

Por otra parte, éste es un tema en donde frecuentemente se ha impuesto la tentación de lo políticamente correcto, cuando lo necesario y responsable es regular este tipo de situaciones, tanto si se conocen casos como si se trata de evitar los mismos, atajando de este modo una actitud que es evidentemente discriminatoria y denigrante. La incógnita está ahora en conocer la postura de los distintos grupos municipales con representación en el Ayuntamiento, que tienen ante sí la oportunidad de contribuir con su voto a la ordenación de una interculturalidad y globalización que es un hecho indiscutible y enriquecedor, pero que también necesita unas normas.