Toros

Fracaso ganadero en el inicio de las novilladas nocturnas

LAS VENTAS

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El comienzo del ciclo de novilladas nocturnas en la plaza de Las Ventas de Madrid volvió a estar marcado una vez más por el lamentable juego del ganado reseñado por la empresa de José Antonio Chopera, que debe andar pasándoselo pipa en su San Sebastián natal.


Esta muy bien que ganaderías de nuevo cuño vengan a Madrid a refrendar triunfos, pero existen hierros que por sus escasos méritos hay que tener mucha precaución en anunciarlos porque el resultado final puede ser como lo que se vio el pasado viernes 9 de julio con los novillos de los Herederos de Pilar Martínez. Me temía ese desenlace porque he visto lidiar a la vacada del maestro Julio Aparicio cuando Tomás Entero nos la metía doblada en sus plazas cuando llevaba San Lorenzo y debía comprarlas sí o sí. Entonces ya la vimos lidiar bastante con muy poco éxito.

De primeras, la novillada, por trapío, no servía para Las Ventas. Chica, pequeña, sin cuajo, sin remate, estrecha, sólo la tapaban sus cornicortas pero muy astifinas defensas. Al final, sólo se lidiaron cinco novillos ya que el segundo fue devuelto por inválido a los corrales, aunque varios debieron ir por el mismo camino. De los que se quedaron, todos fueron descastados, sosos, flojos, febles y sin casta.

La única gota resaltable de este festejo celebrado el viernes -y no en domingo, para no coincidir con la final del Campeonato del Mundo de Fútbol-llegó de la mano de un gran novillo de Miranda y Moreno y la voluntad mostrada por Miguel de Pablo. Este utrero que salió en quinto lugar resultó ser serio y fuerte, moviéndose con empuje y transmisión. Miguel de Pablo lo lanceó con soltura de capote y realizó un vistoso y alegre quite por lopecinas, que fue lo más brillante de su actuación. Luego no terminó de cogerle el aire ni el sitio a un gran novillo que mereció mejor trato. Sólo al final, por el lado izquierdo, consiguió los tres mejores muletazos, pero en un pase de pecho fue volteado de mala manera. Se repuso rápidamente y tras estocada y dos descabellos dio la vuelta al ruedo más por la emoción del percance que por la faena en sí.

Luego sufrió un mareo y no mató al último. La tarde se quedó en mano a mano tras sufrir una impresionante voltereta Manuel Larios nada más abrirse de capa al primer novillo y sufrir un pitonazo en la boca.

Puestos así, Nicolás López “El Nico” debió matar hasta cuatro novillos. Se mostró firme, seguro y queriendo, aunque sus trasteos no tomaron cuerpo. Lo mejor lo logró en el sexto, donde corrió la mano con aplomo en dos buenas series, pero lo que iba para algo más se quedó en nada por errar con la espada.