Fiestas de Santiago Apóstol

La feria taurina de Villalba: quién te ha visto y quién te ve

POR LA LOCALIDAD PASARON NO HACE TANTO FIGURAS COMO MORANTE DE LA PUEBLA, ORTEGA CANO O ‘EL SORO’

ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Cuando se analiza la feria de Santiago de Collado Villalba 2010 y uno echa la vista atrás se agolpan los buenos recuerdos. Quizá algunos que ahora presumen de alardear, figurar en los callejones y vender la moto sepan poco del pasado de este ciclo que siempre fue amplio en número de festejos y que fue creciendo en intensidad y calidad a mediados de los 90. En su remota ignorancia, alguno debe creer que la feria la inventó Tomás Entero.


A finales de los 80 y principios de los 90, la de Villalba una feria referente en novilladas picadas. Poco después, nombres de de la talla de Víctor Mendes (que entonces tenía un gran cartel), El Soro, Pepín Liria o El Tato hicieron faenas importantes en Villalba, aquellos años en la plaza portátil instalada donde hoy se levanta el actual Centro de Salud. El colmenarejano Alberto Elvira gozó de gran cartel en Villalba y tuvo una comunión muy especial con esta afición, realizando una gran faena de dos orejas y rabo a un toro de Miguel Zaballos.

Pero fue a finales de los 90, de la mano de la empresa Sarot, cuando la feria de Santiago Apóstol ganó en calidad y comenzaron a asomarse toreros importantes. Morante de la Puebla, casi nada, hizo el paseíllo junto con Manuel Díaz El Cordobés en uno de los carteles de más relumbrón de la historia taurina villalbina. El polémico José Félix González, con cuatro perras de subvención,, trajo una excelente corrida de Carmen Segovia donde Fernando Cepeda tuvo una actuación cumbre con capote y muleta. También dio su punto torista al serial y en 1998 se anunció una novillada de Adolfo Martín que dio un gran espectáculo y resultó encastadísima .

El empresario Maximino Pérez, también hizo una feria de nivel aunque con un ganado a veces poco presentable. La subvención municipal era la cuarta parte que ahora. Pero ahí quedó el anunciar al maestro José Ortega Cano en 1996, junto a Cristina Sánchez que estaba en la plenitud de su carrera.

Y para terminar, y para que nadie se lleve a engaños, hubo corridas muy serias y de signo torista en 1999, como la de Dolores Aguirre.

La llegada de Tomás Entero
Los primeros años de Tomás Entero al frente de la feria fueron los mejores, todo hay que decirlo, no como ahora. Entonces debía ganarse la feria del año siguiente y poner toda la carne en el asador.

El entonces concejal de festejos, Alberto Sánz del Burgo, hizo una labor decisiva para levantar esta feria y cambiar de rumbo del ciclo. Tuvo las cosas claras: conseguir llenar la plaza a diario con abonos y entradas baratas, subir el nivel de presentación del ganado o dar categoría en toreros y novilleros. Confió en Entero y en el último concurso abierto celebrado en 1999 en Collado Villalba ganó el de Colmenarejo. Pero luego fue el concejal que más le exigió hasta nuestros días y al final la apuesta dio resultados. En esos años se vieron por Villalba hierros de primerísima categoría, como los serios encierros de El Pilar y El Torreón lidiados en 2002. Tampoco se puede olvidar una gran corrida con Dávila Miura, Víctor Puerto y Alberto Elvira, con los tres toreros a hombros. Y también estando Del Burgo por medio se lidió el cartel más rematado de novilleros, con Reyes Mendoza., Salvador Vega y César Jiménez, quien logró un gran triunfo También hubo cosas negativas, como en toda feria que se precie.

No digo que en los siguientes años no haya habido cosas buenas de forma puntual, pero el triunfalismo subió, el precio de las entradas se disparó, la subvención fue creciendo, la exigencia del Ayuntamiento en caída libre, el ganado cada vez más terciado y con una importante sangría de público. Mucho ahorro para ganar mucho empresarialmente. Todo desemboca en la feria de este año que, volvemos a repetir que, sobre el papel, en carteles es la más pobre en 11 años. Un cambio de aires vendría bien a todos.