Opinión

La televisión y el fútbol

EL KIOSCO

J. Giráldez

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Posiblemente la del pasado domingo haya sido la noche más televisiva de toda la historia. Probablemente en el mundo, pero, desde luego, en España. Ya hemos dicho muchas veces que no hay evento más amado por la televisión que el fútbol, hasta el punto de que uno diría que se necesitan mutuamente. Nada, absolutamente nada de lo que pasa por la pantalla, puede provocar un incendio catódico como el del pasado domingo. La televisión habrá ardido o poco menos. Y eso ni siquiera tiene que ver con el hecho de que España haya ganado muy merecidamente el Mundial. Simplemente tiene que ver con esa atracción pasmosa que el fútbol ejerce en las masas, justificada o no.

Es difícil, por otra parte, justificar las emociones. La globalidad del fútbol como gran entretenimiento planetario provoca situaciones como las del domingo, aún cuando haya países, Estados Unidos, por ejemplo, donde el fútbol sigue siendo un deporte menor. Aunque todos dicen que las cosas están cambiando a gran velocidad. La televisión es una herramienta extraordinaria, de eso no hay ninguna duda, y el fútbol, más allá de valores patrióticos o de pasiones personales, contiene en sí mismo elementos de tensión y dramatismo que se parecen demasiado a la vida misma. El suspense de la final, por ejemplo, fue impresionante. Imagino que más de uno lo pasó muy mal para resistir semejante maratón de sufrimiento. Y de lo que no hay duda alguna es que España, como Brasil en su día, juega a este misterioso y mágico invento mejor que nadie. Al menos en este preciso momento. No reconocerlo sería simplemente mezquino. Enhorabuena.