EL MIRADOR
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Felipe González, después de años de silencio, vuelve a actuar, aún más, a dirigir el escenario de un fantasmal desorden, de una insondable represión que cunde en pesimismo y hace tambalear la credibilidad de Zapatero, otrora conjunción planetaria junto a Obama, según Leire Pajín, hoy, sombra ambulante que ansia renacer. Tanto que se hace necesario recurrir al mantra de Felipe, viejo rockero del socialismo con rostro humano y experto dirigente europeo.
La situación impone un cambio radical y para eso está la guardia pretoriana. Así que el niño, con el bagaje a cuestas de la UE, donde preside la comisión de sabios, se ha dejado caer con una serie de filípicas socioeconómicas de lo más fashion, sugiriendo propuestas del altísimo nivel que a un servidor le dejan patitieso. Cuando se le preguntan por un mundo en extinción, responde que hay un ¿pasteaguas de la historia? metafísico. Y cuando reflexiona sobre las consecuencias de la crisis de Europa, no se corta un pelo y suelta a la remanguillé que somos catetos estelares. Grandioso. ¿Les cuento su versión sobre la agenda de Lisboa? Ahí va. Los grandes pívots europeos no han sabido calcular lo que se avecinaba. El sí, por eso recomienda urgentemente profundizar en las grandes reformas estructurales para poder superar nuestro actual desfase, obsoletismo e inadaptación y estar en condiciones de competir a escala global.
Felipe termina resumiendo su versión en ‘trabajar más y mejor’. Alto tío. ¿A cambio de que? ¿Moderación salarial y despidos baratos? Ni en sueños. Te equivocas de marca sindical y de chaqueta. O los sabios de Grecia eran uno pardillos o la sabiduría está de rebajas. Tonterías, las precisas