Piratas y terroristas

Europa ha descubierto ¿asombrada? que los actos de piratería, con abordaje y secuestro de barcos en aguas internacionales, matando a personas desarmadas y disparando a todos los que osaban protestar, se realizaban por el ejército de un país ‘aliado’. El que Israel llevara seis décadas masacrando a la población palestina, consiguiendo reducirla -la mayoría vive en el exilio- o encerrarla en guetos y campos de concentración rodeados de muros... se justificaba de diferentes formas: para unos eran actos de legítima defensa (Israel es un estado pequeño rodeado de numerosos árabes, dicen); para otros, la política israelí es reprochable pero se limitan a decir cosas como que “deben dialogar todas las partes”. La ONU y la Unión Europea han dedicado miles de millones de euros de ayuda humanitaria en la zona, a construir escuelas y edificios que periódicamente son bombardeados y destruido por el ejército israelí... en fin, una pena, pero qué se le va a hacer (total, es dinero que sale de nuestros impuestos, a quién le importa).


Ahora la situación es un poco diferente: Israel no se ha limitado a matar palestinos, sino que ha asesinado a unos ciudadanos europeos, pacifistas y voluntarios solidarios. Y algo hay que decir. Las respuestas oficiales han sido tímidas, cuando no insultantes. ‘Exigen’ una explicación al Estado israelí y que se investiguen los hechos. Es como si cuando ETA o la red de Bin Laden ponen bombas o matan a alguien, se les exigiera a su dirección, a sus jefes, que den una explicación convincente. ¿Se lo imaginan? Pues así actúan Europa y la ONU con el Estado terrorista israelí. Porque lo ocurrido no es sólo un acto de terrorismo de Estado. Debemos distinguir entre los actos de terrorismo de Estado, que es cuando un gobierno ordena determinados actos criminales, y que desgraciadamente la mayoría de las democracias han cometido alguna vez, unos en determinadas circunstancias (como en España con el GAL), otros con mucha frecuencia (Estados Unidos, Rusia...). Y lo que es un Estado terrorista como el de Israel, ya que todo su Estado está fundado en la política del terror hacia la población palestina que vivía en su territorio y a la que han ido masacrando, expulsando, etc., y lo siguen haciendo. Y cuando algunos de estos palestinos se resisten, se les llama terroristas.

Cuando se celebraron elecciones en Gaza las ganó Hamás, pero como se oponen activa y violentamente a la ocupación, son ellos los tachados de terroristas. La respuesta era fusilar a 10 o 20 personas por cada nazi muerto. Israel es diferente: en la última ofensiva en Gaza, en respuesta a las acciones palestinas murieron ocho israelíes y casi 1.400 palestinos que fueron masacrados por el ejército terrorista israelí. Busque, querido lector, las diferencias entre unos y otros.

Afortunadamente, la mayoría de los medios de comunicación han dedicado más información y testimonios de las víctimas que de los verdugos (aunque se note las presiones del potente lobby judío internacional con acciones en numerosos medios). Pero en esto, como en el tema de la crisis, parece que la mayoría de la población va por un lado (que la crisis la paguen los que la han causado. Que Israel pague sus culpas) y los gobiernos van por otro (que la crisis la paguemos los de siempre. Que Israel dé “explicaciones”).