Toros

Víctor Barrio convence en Madrid y acaricia la puerta grande

El novillero fue triunfador en 2009 en Guadarrama

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El novillero Víctor Barrio tuvo una actuación magnífica en la plaza de Las Ventas el pasado domingo, 13 de junio. Una tarde extraordinaria que le sitúa por méritos propios entre los nombres imprescindibles del escalafón novilleril. Una actitud, una entrega y una disposición encomiable y que se echa mucho en falta en los novilleros que vienen a Las Ventas. El de Sepúlveda se entretuvo en cortar una oreja con mucha fuerza y dar una unánime vuelta al ruedo en su segundo tras no querer el presidente conceder el trofeo. Pero lo fundamental fue la personalidad que demostró Víctor Barrio el día que hacía su debut en la primera plaza del mundo. Cabe recordar que el pasado año fue el triunfador de una feria referente en las novilladas, la de Guadarrama, donde golpeó con fuerza; y también en otros ciclos, como Collado Mediano, donde también salió como triunfador. La novillada santacolomeña de La Rehuelga fue interesante y con dos utreros muy bravos dentro de un buen conjunto. Otra ganadería que vuelve a triunfar y que tampoco es una casualidad.

Barrio se fue a recibir a su primer novillo a la puerta de chiqueros para saludar por tafalleras. El animal, que fue una locomotora y un dechado de bravura y nobleza, ayudó mucho al triunfo del novillero. Pero tampoco es nada fácil estar a la altura de un ejemplar así, y Barrio lo estuvo. Se hincó de rodillas para torearle de fábula sobre el pitón derecho en muletazos muy largos y corriendo muy bien la mano.

El novillero no quiere imitar a nadie, y eso es fundamental. Por la derecha presentó alguna carencia, como es lógico, como el no perder algún pase o imprimir algo más de temple.

Sin embargo, con la izquierda subió mucho la faena, dejando la muleta muy en la cara y tirando del gran ejemplar de Rehuelga firmó dos series excelentes, demostrando la pureza y verdad de este novillero. Los adornos finales fueron de torero caro. La estocada fue arriba y cortó una oreja de ley.

Pero daría más la tarde de este novillero, ya que el sexto fue el novillo de más teclas que tocar. Se movía, pero lo hacía a media altura y tenía peligro sordo. El torero demostró valor sereno, mucha quietud y sobre todo una cabeza despejada. Hubo muletazos limpios y suaves que parecían impensables por la condición del novillo. Enterró el acero, pero la estocada se escupió. Volvió a agarrar una buena estocada y si ésta cae al primer viaje, el debutante hubiese salido a hombros.

Sus compañeros de terna no estuvieron a la altura. Salvador Barberán dejó escapar al encastado quinto, que vendió cara su vida. Desde que salió y hasta que murió fue de esos novillos de los que, por bravos, te acuerdas durante tiempo.

A Alejando Parralo también desaprovechó un lote muy bueno. Así no se puede ser torero y es para que ambos se replanten en serio su futuro en esta profesión.