Opinión

Desánimo y desolación en el Partido Socialista

LUCES Y SOMBRAS

Alcaldes bien remunerados viajando en coches de gama alta y otros sin sueldo

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014

Amenos de un año para la celebración de las elecciones municipales, aunque ningún partido haya abierto, al menos oficialmente, el proceso interno para la designación de candidatos, hay alcaldes que tienen ya muy claro que quieren repetir, aunque no lo hagan público. Sin embargo hay otros que ya están en plena campaña electoral, o al menos eso es lo que se desprende de sus actividades, discursos y negociaciones de cara al futuro, caso del regidor serrano José Pablo González Durán, quien parece haber decidido consigo mismo que a Collado Villalba le conviene un nuevo mandato suyo, sería el cuarto, al frente de la Alcaldía, una apuesta bastante difícil en estos momentos, pues sabido es que los ediles socialistas no atraviesan, precisamente, por su mejor momento, de ahí su preocupación ante el descontrol y despiste al que se ven sometidos últimamente.



“Es que nadie -me decía un concejal socialista-, ni desde la Ejecutiva regional ni desde Ferraz, nos han dado explicaciones sobre las medidas que están tomando”. Este puede ser un síntoma del estado anímico que está afectando a centenares de cargos locales del PSOE que consideraban a Zapatero como el auténtico adalid del gasto social. Así, y pese a los cuatro millones de parados que había hace un año en este país, ahí estaba ‘su’ Zapatero prometiendo desde la tribuna del Congreso (12-05-2009), desde pizarras electrónicas y ordenadores personales para todos los alumnos de 5º de Primaria, hasta un fondo de 20.000 millones para una Ley de Economía Sostenible destinada a conciliar el modelo productivo de España. Un año más tarde (curiosamente, otro 12 de mayo), el presidente anunciaba todo lo contrario (donde dije digo, digo Diego), pues donde dijo derechos sociales, ahora dice recorte brutal; y donde dijo inversiones dice ahora de que de lo hablado nada. Y donde dijo ayudas, ahora más agujero en el cinturón. ¡Cómo no van a estar preocupados los alcaldes y concejales socialistas! Perciben descontrol donde antes les garantizaban tranquilidad. Y del descontrol al despiste; del despiste al desánimo y del desánimo a ese espacio confuso para la mente que de inmediato se transforma en depresión, de ahí que más de un concejal socialista se pregunte: ¿merece la pena seguir? Aquí, el único que parece tenerlo claro es el alcalde villalbino, José Pablo González, que aún siendo consciente de que las encuestas no le son favorables (la intención decidida del voto de sus conciudadanos hace apenas unos días apenas le otorgaba el 18 por ciento, siete puntos por debajo del PP), él sigue erre que erre en su objetivo de mantenerse como sea en la poltrona local, desechando incluso otras ofertas, como sucedió con la propuesta que le hizo hace un año su partido para que fuese parlamentario europeo. ¿A qué se debe esa obsesión por seguir, como dice él, siendo alcalde de su pueblo? Es probable que pronto tengamos respuesta.

Alcaldes ricos en coches de gama alta y alcaldes pobres sin sueldo
Continuando con la política y ahora centrándonos exclusivamente en los alcaldes, al menos los madrileños, la actualidad nos lleva al despilfarro del que hacen gala muchos de ellos, incluso en tiempos tan críticos para nuestra economía como los actuales. Y como botón de muestra, ahí tienen, en la foto inferior, los siete vehículos oficiales de alta gama aparcados el pasado lunes frente a la Real Casa de Correos, que son los que utilizan a diario otros tantos alcaldes del Sur, que acudieron a Madrid para presentar un escrito a la presidenta regional, Esperanza Aguirre, en el que le reclamaban nuevas inversiones para sus municipios. Pues bien, estos regidores eran: Pedro Castro (Getafe), Rafael Gómez Montoya (Leganés), Enrique Cascallana (Alcorcón), Manuel Robles (Fuenlabrada), Jesús Dionisio (Aranjuez), José María Fraile (Parla) y Juan José Martín (Pinto), y sus coches: un Audi A-8 (120.000 euros), un Citroën C-6 (81.000 euros), tres Peugeot 607, cuyos coste es de 60.000, 57.000 y 59.300 euros; y dos Volkswagen de 50.000 y 46.000 euros. Es decir, que estos ediles que amenazan a la presidenta con movilizaciones si no les da dinero para inversiones, utilizan un parque móvil cuyo coste total ronda el medio millón de euros (casi 100 millones de las antiguas pesetas). Un mal, el de los coches, que parece endémico entre los alcaldes socialistas, pues el de Collado Villalba acaba de negociar un renting por más de 40.000 euros para la adquisición de ‘su’ nuevo coche oficial, cuyo precio oficial final aún desconocemos, pues a esta cifra habrá que añadir los extras.

Pero no todo es despilfarro en la clase política, y prueba de ello es la noticia publicada la semana pasada por el periódico El Mundo, donde desvelaba los sueldos de algunos alcaldes madrileños (los pobres de la película, supongo), cuyas percepciones salariales eran simbólicas y, en algunos casos, como es el de Estremera (1.518 habitantes) o el de Pezuela de las Torres, ni siquiera tienen sueldo, mientras en Villamanrique de Tajo (786 habitantes) su alcalde cobra 180 euros/mes; en Braojos (190 habitantes), percibe 50 euros por pleno; en Valdelaguna (872 habitantes), 600 euros; y en Valdaracete (750 habitantes), 1.000 al año. Lo de político rico y político pobre es un hecho y no tan sólo en sueldos, sino en vehículos, gastos de representación, viajes, etc. Aquí tienen la prueba.