Opinión

La incógnita Mourinho

EL KIOSCO

Carlos Izquierdo

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Visto lo visto, sólo quedan dos esperanzas para el futuro del fútbol en nuestro país. Una es que el Barcelona de Guardiola marque una década gloriosa de buen juego y títulos. La otra es que José Mourinho sea un señor práctico y amolde sus innumerables virtudes como entrenador a la clase de fútbol que por aquí se respira, que por aquí gusta y que tan bien representa la selección española.

También es posible que se den la dos cosas a la vez, lo cual sí que nos llevaría a un mundo casi ideal de domingos felices. El Barcelona no va desencaminado en su afán por seguir deleitando a los suyos gane o pierda. Si no llegan los títulos quedará el juego, eso que se recuerda dentro de 100 años y que nunca entenderán los resultadistas. En la historia quedan los campeones, pero en la memoria permanecen los mejores. La otra cuestión es algo más compleja. Mourinho, un grandísimo entrenador, sin ninguna duda, llega al Madrid tras un triplete para las estadísticas, pero con un juego más que olvidable. Juega en su contra la última imagen de su Inter, italiano hasta decir basta y ganador de una Champions con una posesión del 33 por ciento en la final. Sin el balón se gana una vez, pero es muy posible que se pierdan diez. A su favor cuenta, eso sí, su capacidad de adaptación al medio. Mourinho ha sido más italiano que el propio Inter, pero en las videotecas descansa lo que hizo con el Chelsea. Un equipo abrasivo, constante, arrollador, goleador, dominante. Si el portugués es capaz de conseguir eso en el Real Madrid tendrá mucho ganado. Y el fútbol español contará con dos maquinas de ganar, con dos buenas maneras de jugar al fútbol y de divertir. Recemos por ello.