Ni tontos, ni analfabetos

Eso de “apretarse el cinturón y arrimar el hombro, que tanto gusta decir ahora a los socialistas, me pone de los nervios. ¡Pero que santísima poca vergüenza tienen! Qué demagogia más magnánima. En vez de tanta absurda palabrería lo que tienen que hacer es empezar a suprimir ministerios inútiles, cargos de confianza absurdos y a recortar partidas de gastos supérfluos.

¿Por qué no utilizan coches normalitos en vez de audis? ¿por qué no eliminan las partidas dedicadas al protocolo? ¿Por qué no dejan los alcaldes y concejales de cobrar esos sueldazos y las gratificaciones por asistencias a plenos y a comisiones informativas? ¿Por qué no dan ejemplo? Les interesa seguir flotando en el derroche porque así se vive muy cómodo y el que sufra la crisis que se fastidie.

Hace falta un cambio ya, las políticas se enquistan y eso no puede ser. Menudo desmadre. Por eso cuando se dan cuenta que les puede coger el toro, hale, a lo fácil, se lo hacen pagar a los funcionarios y a los pensionistas. Pero todo llegará. Sentí verguenza el pasado domingo cuando vi en televisión el reportaje sobre el mitin de Zapatero en Elche, sobre todo al escuchar cómo sus alcaldes y concejales descamisados le vitoreaban. Pensé que tal vez le estaban agradeciendo la generosidad que había tenido con ellos a través del Plan E, otro capricho absurdo, porque sólo ha servido para que los amigos de nuestros regidores se sigan forrando a través de obras caprichos e insulsas. A todo esto yo le llamo demagogia barata. Afortunadamente, ya no somos tontos ni analfabetos como cuando estaba el ‘Tío Paco’, y por eso nos duele mucho más.

Elecciones ya y ahora toca reconsiderar el voto.