El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El martes terminaron las fiestas de Santiago Apóstol en Collado Villalba, y ahora, hasta octubre, es difícil encontrar un fin de semana sin festejos en la Sierra. Guadarrama, Torrelodones, Moralzarzal, San Lorenzo... La sucesión deja conciertos, toros y feriales en uno y otro lado, esperemos que, como en Villalba, sin incidentes reseñables. Es tiempo para disfrutar en plenitud del verano y de las múltiples actividades que se organizan en las localidades de la zona; pero también debe quedar algo de tiempo, aunque sea poco, para hacer alguna reflexión. El alcalde del Real Sitio, José Luis Fernández Quejo, reiteró durante la presentación del programa de las fiestas patronales que el Ayuntamiento que él preside no pondría nunca ni un euro para la feria taurina, que eso es cosa del empresario. Subvención cero. Una política que choca con la de la mayoría de los municipios de la zona, con millonarias ayudas, que en el caso de Villalba están por encima de los 200.000 euros. Un desembolso que supera con mucho el coste de los conciertos y que en algunos casos puede suponer la mitad del presupuesto destinado a las fiestas, cuando en realidad se trata de una actividad limitada a unos pocos miles de espectadores. Esa política de subvención cero no debe significar ni mucho menos acorralar a los taurinos, pero lo cierto es que la actividad empresarial debe ir por libre, y cuanto más, mejor.
Las plazas de toros, por su estructura, recuerdan a los viejos coliseos romanos, de donde viene aquello de “pan y circo”. Siglos después, hay cosas que no han cambiado, y con esos dos ingredientes hay algunos que se conforman (y muchos mandatarios que creen que debe ser así), cuando todos debemos tener mayor altura de miras, disfrutando de las fiestas pero también ejerciendo nuestros derechos como ciudadanos en toda su extensión.