Buena y bien presentada fue la novillada de José Cruz (Foto: A. F.)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Esta feria de Santiago de Collado Villalba bien podríamos llamarla la de la reflexión. Y es que hay diversos aspectos que nos invitan a la meditación. En primer lugar, el importante descenso en la asistencia de público. Este año no se ha llenado la plaza ninguna tarde. En las últimas temporadas, cada tarde era una lleno. Algo está pasando.Por fortuna, la plaza aún registra una gran entrada, pero gracias al importante número de abonados. Sin embargo, pocos se atreven a pasar por taquilla y pagar esos abusivos precios.
Otro motivo para reflexionar: la presentación del ganado. Han sido más serias las novilladas que las corridas de toros. Los utreros, impecables, con su cuajo y sus puntas. Varios dieron juego. Las corridas, sin embargo, indecorosas. Presentadas en escalera, algunos feos, pasados de edad y lo peor: sin puntas o, mejor dicho, mucho toro astigordo y con sospecha de haber ido al mueco.
Otra reflexión son las orejas. Muchas de ellas verbeneras y de rechifla, y la seriedad de una feria viene acompañada del palco presidencial.
Otra cosa para pensarse es la corrida de San Román, que ha vuelto a tomar el pelo a la afición con otro encierro descafeinado y pocho. Y por último, la corrida de los mediáticos. No llevaron a más público que otros días. Fueron incapaces de estar dignamente con una corrida boba y despitorrada. Están quitando el pan a otro tipo de toreros que necesitan abrirse camino. Fue una parodia.
Las tres corridas fueron tres tostones. Aburridas. Plúmbeas. De 18 toros lidiados sólo tres embistieron por derecho. Uno en cada corrida. El resto, mansedumbre y falta de casta. Destacar a Abellán, la madurez de Encabo o la entonada tarde de Robleño. Del resto, para el olvido, e incluyo el pegapasismo de Sánchez Vara. La novillada de “Guadaira” defraudó por complicada y bruta. Las ganaderías buenas también echan corridas malas.
Y frente al bajísimo nivel ganadero, hay que resaltar la grata noticia que supuso la buena novillada de José Cruz, que sirvió mucho para el triunfo de los coletas. Seria y de buena nota. No nos duelen prendas en cantar lo positivo, pero también criticar lo negativo para tratar de mejorar.
Viernes 21 de julio. Novillada Picada. Menos de tres cuartos de aforo. Novillos de “Guadaira”, desiguales de presentación dentro de una buena presencia y correctas y astifinas defensas. De poco juego por complicados, con genio y defendiéndose, excepto el buen 5º. Benjamín Gómez, silencio y oreja; Soto de Jerez, bronca tras dos avisos y oreja; y Eugenio Pérez, oreja y silencio.
La novillada de Guadaira defraudó, y dados sus recientes éxitos pocos lo podían presagiar. De buena presencia, no rompió ni sacó el fondo que esta divisa ha demostrado.Tan sólo el quinto; fue un buen novillo que fue desaprovechado por Soto de Jerez. Esto ya lo advertimos. Estaba en el guión. Muy limitado, ni se enteró de las virtudes del novillo. Antes, la presidencia le perdonó que su primer novillo regresara vivo a los chiqueros. Un mitin.
Benjamín Gómez estuvo muy entonado con el peor lote y cortó un trofeo y Eugenio Pérez tiró de oficio.
Sábado 22. Tres cuartos de plaza. Toros del Conde de la Maza, muy desigualmente presentados. Los cuatro primeros terciados, justos de caras y sospechosos de pitones; los dos últimos, serios y bien presentados. En líneas generales mansos, sin raza y a menos. Excepto 5º y 6º, manejables. López Chaves, silencio y oreja; Sánchez Vara, tres orejas; e Iván García, silencio y ovación.
La corrida del sábado 22 fue un jarro del agua fría, porque hay que ver lo que arreaba esta ganadería antes, para bien o para mal, y el pésimo momento que atraviesa. López Chaves pasó de puntillas y no tuvo una tarde muy brillante a pesar de la benévola oreja que se le concedió
Sánchez Vara encandiló al público con un toreo efectista y populista que gustó mucho a las peñas, sobre todo con las banderillas. Se llevó tres orejas, aunque en la segunda de su primero aún nos preguntamos por qué. Vara, bullidor toda la tarde, dio muchos muletazos a su manera y, como mató con eficacia, se llevó el gato al agua. Fue sin embargo Iván García quien tuvo los mejores momentos con el último de la tarde; el único toro potable del manso encierro del Conde de la Maza. Iván estuvo fresco de ideas, muy centrado y templado con las telas y si no marra con la espada hubiera tocado pelo seguro. Hizo lo mejor.
Domingo 23.Tres cuartos de plaza. Toros de Antonio San Román, el primero como sobrero, desiguales de tipo y presencia y con sospechas de afeitado. Encierro infumable por manso, bronco, rajado y en ocasiones complicado. Bueno el 2º. Luis Miguel Encabo, silencio y oreja; Robleño, ovación y vuelta al ruedo; y Luis Bolívar, silencio y oreja.
Los que fuimos a ver la corrida de San Román sabíamos de antemano que aquello iba a ser un sopor para quedarse frito en el tendido. Nadie nos había engañado, porque el engaño venía ya al anunciar esta divisa. Fue un desfile de toros mansos y sin raza, pero con el complemento de que alguno se defendió con mal estilo. De todas formas, la terna estuvo muy por encima del plato indigesto que la empresa le puso encima de la mesa. Encabo, muy meritorio con el cuarto. Un animal difícil con el que el madrileño instrumentó una labor de buen calado y con buenas tandas. Cortó la oreja de más peso de toda la feria.
Fernando Robleño estuvo mejor con el rajado cuarto que con el potable segundo. A éste le hilvanó un trasteo en tablas que tuvo el calor de las peñas. Con paciencia dejó la muleta puesta para ligar las tandas y que el morucho no saliera huyendo despavorido. Pinchó y se esfumó el premio. A su buen primero no terminó de cogerle el aire del todo .
Luis Bolívar sustituía a Ferrera y tuvo enfrente en primer lugar un animal que no tuvo un pase, y anduvo solvente con el soso sexto.
Lunes 24. Novillada Picada Mixta. Novillos de José Cruz, bien presentados, limpios de caras y de buen juego destacando 2º y 6º. Álvaro Montes, oreja en ambos; Pedro Carrero, oreja en ambos; y José Caraballo, oreja y dos orejas.
Buena, a más, con clase, muy toreable y para desorejarla fue la seria novillada de José Cruz lidiada el lunes 24. La novillada funcionó y no fue aprovechada por los chavales. Pedro Carrero cortó una oreja en cada a uno y aunque mostró progresos respecto a otras tardes debió poner más alma y más enjundia, porque su lote fue de lío. Carrero dejó maneras, estuvo muy aseado aunque pecó de frío y superficial; con todo, dejó buenos muletazos. Caraballo, por su parte, fue todo decisión y ganas de ser, aunque sus novillos requerían otra cosa.
No se amedrentó en ningún momento, a veces algo atropellado, pero se dejó pegar volteretas que en los tiempos actuales no es poco.
Lunes 25. Tres cuartos de plaza. Toros de la Ganadería Marqués de Domecq, justo de presencia y de descastado, insulso y aborregado juego. Al 6º, un lucido toro, se le premió con la vuelta al ruedo. “El Cordobés”, silencio y oreja”; Rivera Ordóñez, silencio y oreja; y Miguel Abellán, oreja y dos orejas y rabo.
La plaza no se llenó para ver a Rivera y “El Cordobés”; el público está cansado de ellos. Yo el primero.
Y en chiqueros una del Marqués que antes se lo rifaban las figuras en las ferias y ahora atraviesa horas bajas. El triunfador, de nuevo Abellán, un año más, que al menos le puso sal y alegría al guiso. Se llevó el único toro que embistió y duró, el sexto. Abellán le entendió en tandas ligadas que calaron en el tendido. Mató con eficacia y sus banderilleros provocaron para que le dieran el rabo. Mucho rostro. Rivera se dio una vuelta por Villalba para no hacer nada. Ni hizo su nuevo número de las banderillas, sino que estuvo en plan modorro, como de costumbre. “El Cordobés”, en su línea. Lo dicho, que vuelvan al año que viene...