Opinión

Silencios interesados

EL MIRADOR

Por: P. Ledo

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Cuando les conviene, los comunistas y sus adláteres echan sobre los acontecimientos históricos que no les favorecen una losa de silencio más pesada que la tumba de Napoléon en los Inválidos de París. ¿Han vuelto a escuchar algo sobre los asesinatos de Katyn después de la muerte del presidente de Polonia en accidente de aviación, al ir a rendir homenaje, junto con las autoridades rusas, a los 22.000 polacos ejecutados en aquel lugar por los comunistas con un tiro en la nuca? Nada, ni un comentario en los medios de comunicación. Igual que antes, cuando los rusos negaban la matanza.


Lo mismo que con lo de Katyn sucede con la mala memoria que tienen los comunistas y allegados sobre la historia de España, de la que sustraen con alevosía las checas de Madrid y Barcelona, las fosas de Paracuellos, el asesinato del anarquista Andreu Nin en Alcalá de Henares por orden del agente soviético Orlov, los paseos de mucha gente por ser de derechas o por el simple hecho de ir a misa, la revolución de Asturias del 34 y la preparación que estaban haciendo los comunistas y los socialistas de otro levantamiento en 1936. Hablan mucho de la ‘memoria histórica’, pero omiten lo que no les conviene, dando una versión torticera y manipulada de la Guerra Civil; uno se pregunta que hubiera sido de España si la hubiesen ganado los ‘rojos’: lo de la Vendée, en la Francia de 1793-1796, un espejo en el que mirarse. Un republicano enragé como Salvador de Madariaga dice: “El alzamiento de 1934 es imperdonable... con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936”. Corolario: los muertos siempre son testigos incómodos.