EL MIRADOR
Por: I. Galán
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hace años escribí a favor de las mujeres porque pensaba y pienso que no había motivo sensato para que fuesen discriminadas por su sexo o sufriesen más en nuestra sociedad por el hecho de ser hembras. Ahora ya no hace falta, pues a nadie conozco que se atreva a mantener lo contrario.
Los machistas han sido prácticamente exterminados, al menos en ciertos ámbitos intelectuales. En otras partes de la sociedad, siguen ellas cobrando menos y soportando la opresión masculina como en otros tiempos. Pero últimamente se está empezando a generar el fenómeno contrario, protagonizado por nuestra ministra de desigualdad. Voy ahora a Italia a dar alguna conferencia y me preguntan qué pasa en nuestro país, por qué el Gobierno quiere crear una nueva inquisición y censurar relatos clásicos como el de La Cenicienta, Blancanieves, etc. Yo me avergüenzo y no sé cómo explicar la locura de nuestras tierras, donde tanta fama tiene el macho ibérico, ahora, afortunadamente, en peligro de extinción. Pero un grupo de fanáticas quiere obligarnos a hablar con otro idioma, todo en femenino, como venganza, para igualar la historia. Así, desean imponer como materia fundamental en todas las universidades adoctrinamiento feminista, por fuerza, nueva fe que ha de mantenerse, y el que haga cualquier crítica racional puede ser declarado como machista, digno de muerte. En estos tiempos de miseria para tantas personas sin trabajo, millones ha gastado su ministerio para promover estudios en su dirección abortiva, por ejemplo, para ver si los hermosos dibujos infantiles de Disney eran machistas o no. El feminismo histérico va contra la mujer. Pensemos en personas, no en el sexo que portan; además sería feo ver a Blancanieves en la hoguera, por machista.