Collado Villalba

El despilfarro como denominador común

La nueva y polémica imagen corporativa de C. Villalba vista por Malagón en la edición de ‘Diario de Noroeste’ de 5 de junio de 2001

(VII).- LOS ACONTECERES MÁS IMPORTANTES DE UNA DÉCADA DE GOBIERNO SOCIALISTA (1999-2009)

Cerca de 250 millones se gastaron en el acondicionamiento ‘light’ del río Guadarrama - Pese a los 50 millones pagados, el Museo del Corazón está en un trastero

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Fue durante el primer semestre de 2001, coincidiendo con el ecuador de la legislatura, cuando el Ejecutivo presidido por José Pablo González empezó a mostrar sus ansias despilfarradoras a la hora de administrar los dineros públicos. Así, durante el mes de mayo de ese mismo año presentó varios proyectos cuyo montante económico ascendía a unos 350 millones de pesetas, actuaciones que, mayoritariamente, se consumarían de forma parcial, al incumplir los objetivos previamente anunciados.

Por ejemplo, el 3 de mayo el pleno tuvo que pronunciarse sobre una modificación de crédito por un importe de 11.600.000 pesetas, cantidad destinada a financiar la Clásica Ciclista Alcobendas-Collado Villalba, un gasto que la oposición calificó de excesivo, puesto que el Consistorio dedicada en aquel momento 18 millones anuales a financiar el deporte base y la cifra propuesta se gastaría en un sólo día. Fernando Ortega, por entonces responsable del área de Deportes, defendió la iniciativa alegando que “la afluencia de público al municipio con motivo de esta prueba y el dinero que estas personas iban a dejar en el comercio local justificaba el gasto”. La clásica ciclista, durante los años que estuvo vigente, apenas llegó a congregar en las calles de esta localidad a más de un millar de personas. Y en el aspecto negativo provocó grandes atascos, ocasionando en términos generales más perjuicios que beneficios al sector comercial. Es decir, fue un auténtico despilfarro cuyo único objetivo era que José Pablo González saliese en la foto entregando el trofeo al vencedor de la prueba.

Dos días más tarde, 5 de mayo, el Ejecutivo presentó por todo lo alto el proyecto de restauración paisajística del cauce del río Guadarrama, presupuestado en 248 millones de pesetas. “Con este proyecto -decía el alcalde-, pretendemos mejorar de forma considerable la fisonomía del río, actualmente muy deteriorada”.

La primera fase contemplaba acondicionar una superficie de 46.000 metros en la zona comprendida entre el puente del Herreño y el del P-29, la mejora de un camino forestal y el acondicionamiento de la Cañada Real Segoviana con un circuito biosaludable en el que figuraba un arroyo artificial que permitiría delimitar el entorno, así como la plantación de más de 750 árboles, 11.000 plantas aromáticas y 3.500 arbustos. Pues bien, los árboles plantados en la zona apenas superan los 200 (quienes lo deseen pueden contarlos visitando el parque de Romacalderas); el número de plantas aromáticas y arbustos tampoco parecen estar acordes con las cifras indicadas y el arroyo artificial, aunque se llegó a construir, jamás lo hemos visto con agua.

Tampoco se hicieron las escolleras y diques transversales con los que se pretendía facilitar la creación de un remanso en las aguas de un río en el que las únicas cascadas existentes (también se contemplaban en el citado proyecto) son aquellas producidas por los vertidos que se acumulan en el abandonado cauce del río Guadarrama. Lo único que se cumplió fue el coste total de este proyecto ‘light’, una cifra que en función de los incumplimientos resultaba bastante desproporcionada.

Por otro lado, el 11 de mayo de 2001, el concejal de Urbanismo, José Antonio Gómez Sierra, anunció en rueda de prensa que “con el fin de dotar a Collado Villalba de nuevas alternativas culturales estamos gestionado la posible ubicación de un Museo del Corazón para que genere una afluencia de público capaz de devolver a este municipio la capitalidad de la Sierra”. Es más, el edil anunció haber establecido contactos con la familia del doctor Díaz Vega, propietaria de estas supuestas obras de arte que, 10 años más tarde, nadie parece haber visto. Gómez Sierra incluso llegó a decir que se trataba de “la segunda colección más importante de Europa sobre este género, basada en 11.000 piezas distribuidas en libros, cuadros, grabados, tallas, bustos, cerámica, etc.”.

Dado el misterio que ha rodeado esta obra, la oposición preguntó recientemente por su paradero. El Ejecutivo local dijo que estas piezas estaban a buen recaudo en un almacén alquilado a una empresa de seguridad. O sea, que pese a su dudosa utilidad, a los cerca de 50 millones abonados por Ayuntamiento para hacerse con estas piezas, se debe añadir ahora el importe correspondiente a su almacenamiento y custodia durante todos estos años. Los síntomas de despilfarro volvían a ser evidentes y en esta ocasión, además,con la sensación de que alguien le había tomado el pelo a nuestros políticos locales, porque de lo contrario no se entiende que estas ‘reliquias’ sigan guardadas a cal y canto. Posiblemente sea este, junto al incremento desproporcionado del precio de la obra de Honorio Lozano, el secreto mejor guardado por el Equipo de Gobierno de José Pablo González. Confiemos en que algún día deje de serlo.