POR: R. H. S. ( Alpedrete)
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los que hemos nacido en Alpedrete y aquellos que llevan muchos años viviendo en este pueblo no debíamos ya sorprendernos de los pelotazos urbanísticos. ¿Que un concejal de Urbanismo le vende al promotor del pueblo unos terrenos de su propiedad, garantizádoles que años más tarde estos van a ser recalificados en el PGOU, es normal o no? Y digo esto porque los que tenemos buena memoria aún recordamos aquel feo asunto destapado por El País en febrero de 1999, por el cual el fiscal Emilio Valerio solicitaba para el alcalde, Miguel Ángel Alonso (PP), y para el constructor local Lisardo Cortés penas de privación de libertad por la comisión de presuntos delitos urbanísticos relacionados con un hotel y un parking sobre una vía pecuaria. Implicados un alcalde del PP y el mismo promotor. Es decir, que aunque pasen los años, las malas artes no se pierden.