Desarticulada una red que extorsionaba a empresas del sector de la construcción

La Guardia Civil dio a conocer este miércoles los detalles de la denominada Operación Caballo Blanco, desarrollada a finales de la semana pasada y que supuso la detención de nueve personas, todas ellas de etnia gitana, en el barrio de San Gregorio de Galapagar. Se desarticuló así una organización especializada en la extorsión a empresas del sector de la construcción ubicadas en la zona Noroeste de la Comunidad de Madrid. Entre los detenidos, informaron desde la Benemérita, está el presunto responsable del grupo, perteneciente al parecer al clan de los Ramírez.


La investigación se inició el pasado verano, cuando se tuvo conocimiento del ataque a un vigilante de una obra que se encontraba en su vehículo. El coche resultó calcinado, si bien su ocupante pudo escapar de las llamas.

La complejidad del caso hizo que se hiciera cargo de las pesquisas el área de investigación del puesto de Collado Villalba, que comenzó a trabajar con la hipótesis de que este suceso estuviese relacionado con la existencia de una red que se estuviera dedicando a la extorsión de empresarios y vigilantes de obra.

Tras las primeras indagaciones se pudo comprobar que un gran número de obras, situadas en distintas localidades de la Sierra, estaban en la actualidad “custodiadas” por personal relacionado con un mismo individuo, supuestamente el cabecilla de un grupo organizado. Además, se da la circunstancia de que en numerosas ocasiones, aun contando la empresa con el “contrato” de vigilancia pagado a la red ahora desmantelada, se producían robos en las mismas o en empresas aledañas, lo que en la mayoría de las ocasiones suponía un incremento en la “cuota” de vigilancia.

De la documentación intervenida, informa la Guardia Civil, se ha comprobado que las mensualidades que esta organización delictiva venía cobrando a las constructoras oscilaba sobre los 1.800 euros, resultando afectadas más de una veintena de empresas.
‘Modus operandi’
En cuanto al modus operandi, el cabecilla de la organización, acompañado por alguno de sus colaboradores, visitaba primero a los encargados de obra, a quienes avisaba de las consecuencias que podrían sufrir si no aceptaban sus servicios. Posteriormente, dotaban a su “vigilante” (generalmente ciudadanos extranjeros en situación irregular que cobraban unos 400 euros mensuales) de una furgoneta o bien una caseta de obras en la que vivían en condiciones infrahumanas.

Para garantizar la permanencia de la vigilancia, los integrantes de esta red de extorsión se pasaban de forma habitual con sus vehículos por las obras, intimidando a los encargados. Incluso en ocasiones se ha llegado a tener conocimiento de enfrentamientos con vigilantes de seguridad de obras aledañas y que no eran “empleados” suyos.

Tras las detenciones se realizaron varios registros, todos ellos en viviendas del barrio de San Gregorio, donde fue intervenido el siguiente material: tres armas de fuego cortas, dos detonadoras, tres escopetas de caza, abundante munición, tarjetas de visita, herramientas, electrodomésticos y 79.000 euros en metálico, la mayoría en billetes de 500 euros y que fueron localizados escondidos en un calcetín. En la operación intervinieron agentes de la Agrupación de Reserva y Seguridad, la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Madrid y efectivos de los puestos de Collado Villalba, Galapagar, Cerceda y El Escorial.

Los detenidos son R.R.C., de 45 años; R.R.L., de 74 y presunto cabecilla; Y.R.C., de 36; I.R.M., de 22; I.R.M., de 20; T.R.D., de 19; J.J.G., de 19; M.J.P., de 42, y D.R.C., de 27. Seis de ellos ya han ingresado en presión, mientras que otros tres fueron puestos en libertad con cargos, con la obligación de presentarse en el Juzgado los días 1 y 15 de cada mes. La operación, concluye la Guardia Civil, continúa abierta.