Los aullidos de Lobo Cojo

“¿Cómo es posible que los villalbinos estemos obligados a pagar unos impuestos municipales exagerados y a cambio sólo recibamos unas ridículas contraprestaciones? Las calles están destrozadas, apenas hay plazas para aparcar los vehículos salvo que se pase por caja (ORA o parking subterráneo), el transporte urbano es deprimente, gran parte de las instalaciones públicas están deterioradas y hasta la flamante biblioteca Miguel Hernández, de la que tanto presume JP, está sin calefacción porque las máquinas se averiaron y las empresas de mantenimiento no las reparan porque no les pagan. ¿Y qué se le ocurre a la concejala? Muy fácil: que los usuarios lleven de su casa el calefactor. En fin, que con el fenómeno, después de tantas y tantas promesas, hemos pasado de ostentar la capitalidad de la Sierra a convertirnos en un municipio casi tercermundista; pero eso sí, pronto tendremos tiendas de marca para que el señor alcalde pueda vestir como un auténtico señorito socialista, dice Lobo Cojo. Y es que a la hora de derrochar el dinero de sus vecinos, el ilustrísimo no tiene precio: que los técnicos se encontraban bajo sospecha por haber utilizado un ridículo geotécnico (costó 2.900 euros) para hacer el proyecto del túnel-parking de Honorio Lozano , pues no pasa nada, se contrata a un catedrático y se le pagan 20.300 euros para que dictamine que no hubo irregularidades. Y lo que más 'jode' de todo esto es que, además del despilfarro, encima JP piense que somos gilipollas”.