El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Ya hablábamos la semana pasada de la decisión del Ejecutivo de archivar el expediente sobre las posibles responsabilidades de los técnicos en el sobrecoste del túnel-parking de Honorio Lozano y Batalla de Bailén, pero sin duda que este tema merece un análisis más pormenorizado, ya que, como señaló esta semana el portavoz de ADEI, Alberto Sánchez, no se puede dar carpetazo de esta forma a la obra más costosa y polémica en la historia de Collado Villalba.
Hemos llegado a este punto con un nuevo episodio que pone la guinda a la sucesión de despropósitos, esta vez con un toque casi ridículo de no ser por la importancia que tiene esta actuación: el Ayuntamiento pagó 2.900 euros por el estudio geotécnico, mientras que ahora, por el informe para valorar este primer documento, abona 20.300. Es decir, siete veces más. Resulta fácil deducir de semejante diferencia que algo no se hizo bien en su momento y que el Equipo de Gobierno actuó movido por las prisas, con el único interés de poner en marcha cuanto antes una obra que el tiempo está confirmando como inútil.
Ha sido tal la sucesión de irregularidades, medias verdades y mentiras manifiestas que al Ejecutivo no le queda ahora otro remedio que agarrarse a un informe que en realidad únicamente valora el trabajo realizado desde un punto de vista técnico. Pero en el caso que nos ocupa la responsabilidad es esencialmente política, puesto que el proyecto responde al empeño del Equipo de Gobierno, con el alcalde, José Pablo González, a la cabeza. Ha sido él quien ha defendido a capa y espada esta obra como una inversión absolutamente necesaria para el futuro de Collado Villalba, cuando, un año después, queda claro que en realidad es todo lo contrario: un despropósito monumental que ha lastrado la ya maltrecha situación económica del Ayuntamiento, hipotecando al municipio para los próximos 40 años. Todo eso, claro, no figura en el trabajo realizado por los catedráticos de la Universidad Politécnica, porque responde a otra esfera. Y es ahí donde no hacen falta informes para saber que existe una responsabilidad política y de gestión, sin que nadie hasta ahora haya rectificado lo más mínimo.