Editorial

Líneas de alta tensión

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
No hay una relación probada entre la cercanía de las líneas de alta tensión y determinados problemas de salud, especialmente afecciones cancerígenas, pero la necesidad de soterrar o desviar estos tendidos debe convertirse en una obligación para todas las administraciones implicadas.

Desde el punto de vista medioambiental y también desde la óptica de quienes conviven con estos cableados apenas a unos metros de sus casas, la situación no puede demorarse más tiempo. Proyectos como el planteado en Los Arroyos son, sencillamente, inviables; casos como el de la urbanización Duplex Carranza en Galapagar alertan sobre el posible riesgo para la salud de estas instalaciones; y retrasos como el que sufren centenares de residentes en Hoyo de Manzanares son injustificados, por cuanto entramos en aquello del vuelva usted mañana y unos y otros se pasan la pelota sin que el afectado pueda hacer nada por evitarlo. Queda, sí, el recurso al pataleo, pero la solución sólo puede venir de quien ha de tomar las decisiones: Ayuntamiento, Comunidad de Madrid y Ministerio de Medio Ambiente, a quien parece corresponder la última responsabilidad, si bien las administraciones local y regional no deben olvidar su papel en la defensa de los derechos de los ciudadanos.