Opinión

El síndrome del poder

EL MIRADOR

Por: Víctor M. Martínez

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La obstinación de muchos políticos es algo que no deja de sorprender al común de los ciudadanos. Esta semana, José Pablo González, alcalde de Collado Villalba, ha asistido a un chat y en él ha dado una muestra más de su aislamiento de la realidad.¿Acaso está afectado por el llamado Síndrome del Poder?

Bien harían sus prosélitos en dejar de jalear su arrogancia y recomendarle en cambio que escuche las críticas y que las sopese y analice. Tal vez llegue a la razonable conclusión de que no es un dios ni un elegido y que todas las personas, incluido él, a veces nos equivocamos. Claro que este consejo caerá en saco roto si tenemos en cuenta que alguno de sus más fieles defensores es un violento que en su muro del Facebook dice que a este semanario “cuatro palos había que darle” en lugar de la partida presupuestaria para publicidad. A este sectarismo han llegado alguno de sus íntimos. El chat desarrollado por González no tiene desperdicio: ni un atisbo de humildad o rectificación en los muchos conflictos abiertos que mantiene como alcalde. Hasta se permite afirmar que los que le critican sólo disponen de la famosa obra del parking para hacerlo. Lo más triste de esta afirmación es que probablemente se lo crea.

El síndrome del poder del que hablamos queda blindado por los cortesanos y los aprovechados que suelen adular continuamente al ‘gran líder’, reforzando continuamente la ilusión de éste por ser realmente lo que no es. El problema de González es que bajo ese síndrome sólo está concentrado en mantener el poder de cualquier manera, y el objetivo básico, simple de cualquier servidor público, que es buscar el bien de los demás, ha quedado reducido a un breve sueño de juventud.